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domingo, 27 de febrero de 2011
Boda Tradicional en Oxford
Owen Curry y Emily Shaw han contraído matrimonio en la iglesia de los Santos Gregorio y Agustín, en Oxford, Reino Unido, con la Forma Extraordinaria del Rito Romano. La web New Liturgical Movement nos da esta noticia, que ilustramos con fotografías de James Bradley.
Estudiantes de Verona solicitan la Misa Tradicional en la Universidad
Es un misterio que se escapa a liturgistas y a teólogos, pero que sin duda tiene que ver con la acción del Espíritu Santo. La forma tradicional de la Misa, denostada por tantos clérigos, es defendida por los laicos, y por los más jóvenes. Quince estudiantes de la Universidad de Verona, Italia, han solicitado a su capellán, al obispo y al rector, una Misa mensual en la capilla de la Universidad.
Entrevista al Cardenal Cañizares, Prefecto de la Sagrada Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos
¿Hay un retroceso en materia litúrgica? ¿Cuáles son las claves de la “reforma de la reforma”?
No sé si podemos hablar de retroceso, porque primero habría que saber si antes ha habido o no un avance, o en qué puntos y en qué aspectos se ha dado ese progreso; también pudiera suceder que, en algunas ocasiones y subjetivamente, se haya considerado o visto como avance lo que en realidad no lo era, o no lo era suficientemente, o no se apoyaba en los fundamentos en que debería sustentarse. Nadie puede poner en duda que el Vaticano II ha puesto la sagrada liturgia, con la Palabra de Dios, en el centro de la vida y misión de la Iglesia; es muy significativo, en el lenguaje de los acontecimientos por los que Dios habla, el hecho de que la Constitución Sacrosanctum Concilium fuese el primer texto aprobado; es innegable, además, que desde allí se ha producido una gran renovación litúrgica.
Ahora bien, ¿se puede afirmar que todo lo que se ha hecho y hace es la renovación querida por el Concilio? ¿La renovación querida e impulsada en verdad por el Concilio ha penetrado suficientemente y ha llegado a sus aspectos medulares en la vida y misión del Pueblo Dios? ¿Se puede llamar renovación conciliar y desarrollo a todo lo que ha venido después? Hemos de ser humildes y sinceros: ¿la principal y gran llamada del Concilio a que la liturgia fuese la fuente y la meta, la cima de toda la vida cristiana, se está cumpliendo en la conciencia de todos, sacerdotes y laicos, o, al contrario, está aún muy lejos de que sea así? ¿El pueblo de Dios, fieles y pastores, vive de verdad de la liturgia, está en el centro de nuestras vidas? ¿Se han enseñado y asimilado las enseñanzas conciliares, se ha mantenido una fidelidad a las mismas, o se las ha interpretado correctamente en la clave de la continuidad que pide el Papa?
No planteo preguntas retóricas; hoy es muy necesario hacérselas. Las respuestas siempre nos volverán al mismo origen: al Concilio. Por eso, las claves por las que usted me pregunta para la así llamada “reforma de la reforma” no son otras que las ya dadas por el Concilio Vaticano II en Sacrosanctum Concilium y el posterior magisterio de los papas, que indican e interpretan auténticamente sus enseñanzas conforme a una “hermenéutica de la continuidad”.
En eso estamos. Añado: vivimos una situación dramática caracterizada por el olvido de Dios y el vivir como si Dios no existiese; esto, como es evidente y palpable, está teniendo unas gravísimas consecuencias para los hombres. Solo la vida litúrgica puesta en el centro de todo, solo una renovación litúrgica en profundidad, solo el devolver a la liturgia, singularmente a la Eucaristía, el lugar que le corresponde en la vida de la Iglesia, de los sacerdotes y fieles, tal como la Iglesia la entiende, la orienta y la regula, en fidelidad a su naturaleza y a la Tradición, podrá volvernos verdaderamente a Dios, situar a Dios en el centro, fundamento, sentido y meta de todo, y así hacer posible una humanidad nueva, hecha de hombres y mujeres nuevos que adoran a Dios, abrir caminos de esperanza e iluminar el mundo con la luz y belleza de la caridad que de la liturgia brota: la liturgia nos sitúa ante Dios mismo, la acción de Dios, su amor; solo podremos impulsar una urgente y apremiante nueva evangelización si la liturgia recobra el lugar que le pertenece en la vida de todos los cristianos.
Es preciso, según veo, reconocer que la liturgia hoy no está siendo el “alma”, la fuente y la meta de la vida de muchos cristianos, fieles o sacerdotes: ¡cuánta rutina y mediocridad, cuánta trivialización y superficialidad se nos ha metido!; ¡cuántas misas celebradas de cualquier manera o participadas en cualquier disposición!; de ahí nuestra gran debilidad. Es muy necesario llevar a la conciencia de los fieles que la liturgia es, ante todo, obra de Dios, y que nada se puede anteponer a ella. Solo Dios, la “revolución de Dios”, Dios en el centro de todo, podrá renovar y cambiar el mundo.
sábado, 26 de febrero de 2011
Seis marroquíes pensaban castigar al Sumo Pontífice
Con absoluta perplejidad os expongo esta noticia aparecida en casi toda la prensa:
BRESCIA, 25 (ANSA) - La policía italiana detuvo hoy a 6 marroquíes residentes en Brescia, norte del país, por haber constituido un grupo cuyo objetivo era el de incitar a la discriminación y la violencia contra cristianos y judíos, en el que incluso se había discutido la posibilidad de "castigar al Papa" Benedicto XVI.
Según fuentes policiales, los seis marroquíes -cinco de los cuales fueron puestos bajo arresto domiciliario, mientras el sexto fue sometido a encarcelamiento cautelar- pertenecen al movimiento Al Adl wal Ihsane (Justicia y Caridad), el principal grupo fundamentalista de Marruecos.
Las investigaciones sobre el grupo, comenzadas hace más de un año, establecieron que los seis detenidos habían creado una célula secreta dentro del movimiento islámico, marcada por un hermetismo total acerca de sus actividades, que se ocupa incluso de la educación de los hijos de los afiliados, para inculcarles el odio de la cultura occidental y de las religiones distintas al Islam.
En los documentos incautados por la policía se encontraron diferentes referencias a Benedicto XVI, que los miembros del grupo estimaban culpable de la conversión de Magdi Allam -conocido periodista y eurodiputado italiano de origen egipcio, que renunció a la fe musulmana y se convirtió al catolicismo- por lo que estimaban que era necesario "castigar al Papa", según una frase hallada en un documento de trabajo del grupo, escondido en el forro de un abrigo.
viernes, 25 de febrero de 2011
Fuerte denuncia del Nuncio en Argentina: “El Papa es abandonado también por sacerdotes y obispos” *
Presentamos el texto de una homilía del Nuncio Apostólico en Argentina, Mons. Adriano Bernardini, publicada originalmente por la agencia AICA, y que extraemos de La Buhardilla de Jerónimo, pronunciada con ocasión de la apertura de la asamblea de las Obras Misioneras Pontificias en la fiesta de la Cátedra de San Pedro. En la misma, el Arzobispo Bernardini se refirió a los ataques contra el Vicario de Cristo por su fidelidad a la Verdad y al abandono que sufre no sólo por parte de sus enemigos sino incluso de los ministros de la Iglesia.
***
Es con verdadero placer que una vez más me encuentro en esta Sede de las Pontificias Obras Misioneras, para reunirme con todos ustedes tan empeñados en este apostolado. A todos auguro un nuevo año de trabajo en el espíritu de la Liturgia de hoy, festividad de la Cátedra de San Pedro, y sobre todo en el trozo del Evangelio que acabamos de leer.
“Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella” (Mt. 16,18)
Este texto de Mateo contiene dos elementos muy importantes:
-El primado de pedro y el de sus Sucesores en la Iglesia, que Cristo ha fundado, y por lo tanto del Santo Padre;
-La asistencia de Jesús a su Iglesia contra las fuerzas del mal.
Damos por descontado el primer punto, fundamental para la Iglesia, porque sin este primado de Pedro y la comunión con el mismo, no existe la Iglesia Católica. Permítanme, en cambio, algunas reflexiones sobre el segundo punto: las fuerzas del Mal, que Mateo llama “el poder de la Muerte”.
Asistimos hoy a un ensañamiento muy especial contra la Iglesia Católica en general y el Santo Padre en particular. ¿Por qué todo esto? ¿Cuál es el motivo principal? Lo podemos enunciar en pocas palabras: ¡Es la Verdad que nos da el Mensaje de Cristo!
Cuando esta Verdad no se opone a las fuerzas del mal todo va bien. En cambio, cuanto presenta la mínima oposición, surge una lucha que se hace calumnia, odio e incluso persecución contra la Iglesia y más específicamente contra la persona del Santo Padre.
Veamos algún punto de la historia, que es “la maestra de la verdad”.
Los años inmediatamente subsiguientes al Vaticano II transcurren en una euforia general para la Iglesia y en consecuencia para el Papa. Pero es suficiente la publicación de la Humanae Vitae, con la que el Santo Padre confirma la doctrina tradicional, en base a la cual el acto conyugal y el aspecto procreativo no pueden ser lícitamente separados, que estallan las críticas mas feroces contra Pablo VI, que hasta aquel momento había agradado al mundo. Sus simpatías por Jacque Maritain y por el humanismo integral habían abierto las esperanzas de los ambientes modernistas internos a la Iglesia y al progresismo político y mundano.
Lo mismo se repite más veces en el largo pontificado de Juan Pablo II. Cuando es elegido, las élites culturales occidentales están fascinadas por la lectura marxista de la realidad. Juan Pablo II no se adapta a este embarazoso conformismo cultural y traba con el comunismo un duelo muy duro, que lo lleva sin más a ser un blanco físico de un oscuro proyecto homicida.
Lo mismo le sucederá siempre a Juan Pablo II con respecto a la Bioética, sobre todo con la publicación de la Evangelium Vitae del 1995, un compendio sólido y sin detracciones sobre las principales cuestiones de la vida y de la muerte.
Y ahora, siempre por el amor a la “Verdad verdadera y Evangélica”, el blanco se ha vuelto sobre Benedicto XVI. Ya marcado con desprecio en los años precedentes como “guardián de la fe”, apenas elegido, acogido de inmediato por los comentaristas de todo el mundo con una mezcla de sentimientos, que iban de la rabia al miedo, al verdadero y propio temor.
Ahora, una cosa es cierta: El Papa Benedicto imprimió a su pontificado el sello de continuidad con la tradición milenaria de la Iglesia y sobre todo de purificación. Sí, porque a la inseguridad de la fe siempre le sigue la ofuscación de la moral.
En realidad, si queremos ser sinceros, debemos reconocer que año tras año ha aumentado, entre teólogos y religiosos, hermanas y obispos, el grupo de cuantos están convencidos que la pertenencia a la Iglesia no comporta el conocimiento y la adhesión a una doctrina objetiva.
Se ha afirmado un catolicismo “á la carte”, en el cual cada uno elige la porción que prefiere y rechaza el plato que considera indigesto. En la práctica un catolicismo dominado por la confusión de los roles, con sacerdotes que no se aplican con empeño a la celebración de la Misa y a las confesiones de los penitentes, prefiriendo hacer otra cosa. Y con laicos y mujeres que buscan sustraer un poco por vez, el lugar al sacerdote para ganarse un cuarto de hora de celebridad parroquial, leyendo la oración de los fieles o distribuyendo la comunión.
He aquí que el Papa Benedicto, precisamente por su fidelidad a la “Verdad” hace una cosa que escapó a la atención de muchos comentaristas: trae de nuevo, integralmente, el credo en la fórmula del concilio de Constantinopla, es decir en la versión normalmente contenida en la Misa. El mensaje es claro: recomenzamos de la doctrina, de los contenidos fundamentales de nuestra fe. “Sí, porque -escribe el teólogo y Pontífice Ratzinger- el primer anuncio misionero de la Iglesia hoy es puesto en peligro por teorías de tipo relativista, que entienden justificar el pluralismo religioso, no solo de facto, sino también de jure”.
La consecuencia de este relativismo, explica el futuro Benedicto XVI, es que se consideren superadas una serie de verdades, como por ejemplo: el carácter definitivo y completo de la revelación de Cristo; la naturaleza de la fe teologal cristiana con respecto a la creencia en las otras religiones; la unicidad y la universalidad salvífica en el misterio de Cristo; la mediación salvífica universal de la Iglesia; la subsistencia en la Iglesia Católica de la única Iglesia de Cristo.
He aquí, por lo tanto, la Verdad como causa principal de esta aversión y diría casi persecución al Santo Padre. Una aversión que tiene como consecuencia práctica su sentirse solo, un poco abandonado.
¿Abandonado de quién? ¡He aquí la gran contradicción! Abandonado por los opositores a la Verdad, pero sobre todo de ciertos sacerdotes y religiosos, no sólo Obispos, pero no de los fieles.
Así el clero está atravesando una cierta crisis, en el episcopado prevalece un bajo perfil, no obstante los fieles de Cristo están aún con todo su entusiasmo. Obstinadamente continúan rezando y van a Misa, a frecuentar los sacramentos y a rezar el rosario. Y sobre todo esperan en el Papa. Hay un sorprendente punto de solidez entre el Papa Benedicto y el Pueblo, entre el hombre vestido de blanco y las almas de millones de cristianos. Ellos entienden y aman al Papa. ¡Esto porque su fe es simple!. Por otra parte es la simplicidad la puerta de ingreso a la Verdad.
Durante esta Celebración Eucarística pidamos al buen Dios y a la Virgen poder formar parte, también nosotros de este tipo de cristianos.
Mons. Adriano Bernardini, Nuncio Apostólico
jueves, 24 de febrero de 2011
Esplendor de la liturgia en el Colegio Capranica de Roma
I Vísperas
Laudes
Santa Misa Novus Ordo
II Vísperas
En este célebre Colegio de Roma se celebró la Solemnidad de Santa Inés, patrona de dicha institución. Presidieron las I Vísperas, Laudes, la Santa Misa y las II Vísperas diferentes Prelados y Cardenales. Las I Vísperas fueron presididas por Mons. Arrigo Meglio, Obispo de Ivrea. las Laudes fueron presididas por Luigi Coluzzi. La Santa Misa Novus Ordo fue presidida por el Cardenal Paolo Romeo, Arzobispo de Palermo, y concelebrada por el Cardenal Renato Martino y otro cardenal. Las II Vísperas fueron presididas por el Cardenal Renato Martino, Presidente del Colegio.
Es de destacar la belleza de los ornamentos tradicionales, así como el uso de la tunicela por parte de todos los Cardenales en la Santa Misa.
Esplendor de la liturgia en Roma
El Cardenal Mauro Piacenza, celebró en la Capilla de San Andrés Corsini, en la Basílica Lateranense, una Solemne Misa Novus Ordo. La Santa Misa fue celebrada a oriente. Es de detacar la belleza de los ornamentos tradicionales, así como el uso de la tunicela pontifical.
miércoles, 23 de febrero de 2011
El Presidente de Una Voce Internacional pide adhesiones para que se respete íntegramente el Motu Proprio Summorum Pontificum
Ofrecemos a continuación una traducción, elaborada por Una Voce Mexico, de la carta del Presidente Internacional de esta asociación Leo Darroch a propósito de los rumores que se están difundiendo en Internet sobre el próximo documento aclaratorio a Summorum Pontificum, así como de la iniciativa que ha surgido, y a la que nos hemos adherido, pidiendo al Santo Padre que el documento no sea "restrictivo", tal y como algunos de los rumores vienen apuntando:
"Estimados miembros de la Federación
Estoy seguro que muchos de ustedes han visto en internet reportes acerca del esperado documento de clarificación sobre el motu proprio Summorum Pontificum. Ha habido mucha especulación de que la clarificación pueda debilitar partes del motu proprio en lugar de fortalecer el documento, que es lo que esperamos. Debe quedar claro que los rumores que están apareciendo en diferentes sitios de internet pueden no estar basados en hechos pero, debido a que el documento de clarificación se espera muy pronto, esto nos da la oportunidad de expresar nuestros deseos al Santo Padre de que dichas clarificaciones fortalezcan los objetivos del motu proprio.
Muchos de quienes han comentado en los blogs han dicho que se proponen escribir a Roma para expresar sus temores de que el documento de clarificación pueda debilitar el impacto del motu proprio. Por supuesto, cada uno debe de actuar en la manera que mejor lo piense. Sin embargo, esta petición también da la oportunidad de apoyar el motu proprio de forma pública y se espera que miles de nombres queden registrados. Estoy escribiendo a Roma a nombre de ustedes pero quizá deseen agregar sus nombres en lo individual a esta petición.
El enlace es: http://motuproprioappeal.com/
El cual es apoyado por un diverso número de blogs, entre ellos algunos como:
Rorate caeli - http://rorate-caeli.blogspot.com/
The New Liturgical Movement - http://www.newliturgicalmovement.org/#3834032506558689367
The Hermeneutic of Continuity in England (Padre Timothy Finigan) - http://the-hermeneutic-of-continuity.blogspot.com/2011/02/motu-proprio-appeal.html
Estoy seguro que existen muchos más blogs tradicionales alrededor del mundo que están respaldando esta petición. Por favor consideren firmar y animar a otros a hacerlo. Esta iniciativa nos da la oportunidad a todos los Católicos alrededor del mundo de reunirnos en apoyo del Santo Padre y de la Tradición católica. Adicionalmente a firmar, los invito a rezar por el Santo Padre, ya que cuenta con muchos enemigos en Roma y en otras partes.
Con mis mejores deseos en el Señor,
Leo Darroch. "
"El Altar Católico" Por Monseñor Klaus Gamber (10)
UNDÉCIMA PREGUNTA
Todo esto es muy hermoso, pero ¿no hay que contar con el hecho de que el hombre moderno es incapaz de comprender, que sea necesario volverse al oriente para rezar?
El sol naciente no tiene para el hombre actual la fuerza simbólica que tenía para el hombre de la antigüedad y que aún hoy día tiene para los mediterráneos, que perciben el sol con más intensidad que los "hombres del norte". Para los cristianos de hoy lo que prima es la comunidad de la mesa eucarística.
Si el hombre moderno no presta gran atención a la dirección exacta en la que reza ‑lo que continúan los musulmanes que se vuelven hacia la Meca, y los judíos que se orientan hacia Jerusalem‑ debería sin embargo comprender la significación que reviste el hecho de que el sacerdote y la asamblea recen juntamente en la misma dirección. De cualquier forma, la costumbre de que todos los presentes estén orientados, todos juntos, "hacia el Señor", es intemporal y tiene todavía hoy todo su sentido.
Junto al aspecto teológico del cara a cara del sacerdote y la asamblea durante la celebración del sacrificio eucarístico, conviene evocar aquí igualmente los problemas de orden sociológico, que se han puesto en evidencia en la "comunidad de la mesa eucarística ".
El profesor W. Sieble, en un opúsculo titulado "Liturgie als Angebot" (La liturgia a subasta) piensa que al sacerdote cara al pueblo se le puede considerar como "el símbolo más perfecto del nuevo espíritu de la liturgia". Y añade: "la costumbre en uso hasta hace poco hacía aparecer al sacerdote como jefe y representante de la comunidad, que habla a Dios en nombre de ella, como Moisés en el Sinaí: la comunidad dirige a Dios un mensaje (oración, adoración, sacrificio) y el sacerdote, como jefe, trasmite este mensaje y Dios lo recibe".
Con la práctica moderna, continua Siebel, el sacerdote mirando al pueblo "prácticamente ya no aparece como representante de la comunidad, sino más bien como un actor que, ‑en todo caso en la parte central de la misa‑ representa el papel de Dios, un poco como ó en Oberammergau u otras representaciones de la Pasión. Y concluye: "Pero si en esta nueva manera, el sacerdote se convierte en un actor, encargado de interpretar a Cristo en el escenario, entonces Cristo y el sacerdote parecen, a causa de esta restitución teatral de la cena, identificarse el uno con el otro de manera por momentos inaceptable".
Sibel explica así la buena voluntad con la que casi todos los sacerdotes han adoptado la celebración "versus populum ": "La desorientación considerable y la soledad de los sacerdotes les ha hecho buscar nuevos motivos donde apoyar su comportamiento. Entre estos el soporte emocional, que procura al sacerdote la comunidad reunida delante de él. Pero inmediatamente brota de ahí una nueva dependencia: la del actor vis a vis de su público".
Lo mismo, K. G. Rey en su estudio "Pubertütserscheinungen in der katholischen Kirche" [105] declara: "hasta ahora el sacerdote ofrecía el sacrifico como intermediario anónimo, como cabeza de la comunidad, vuelto hacia Dios y no hacia el pueblo, en nombre de todos y con todos; las oraciones que recitaba le estaban prescritas, ... hoy día este sacerdote viene a nuestro encuentro como un hombre, con sus particularidades humanas, su estilo de vida personal y la mirada vuelta a nosotros. Para muchos sacerdotes es una tentación, contra la cual no son capaces de luchar o de vender cara su personalidad. Algunos saben, con mayor o menor astucia, explotar la situación en su provecho. Sus actitudes, su mímica, sus gestos, todo su comportamiento atrae las miradas sobre ellos por sus repetidas observaciones, directivas y también por sus palabras de acogida o de despedida ... El éxito que así consiguen constituye para ellos la medida de sus poderes y en consecuencia, la norma de su seguridad".
En su obra "Liturgie als Angebot" [106], Siebel declara todavía, a propósito del deseo de Klauser citado más arriba, de ver "más claramente expresada la comunidad de la mesa eucarística" por la celebración "versus populum": "La reunión de la asamblea alrededor de la mesa de la Cena, deseada (por Klauser) apenas puede contribuir a reforzar la conciencia comunitaria. En efecto, sólo el sacerdote se encuentra ante la mesa y además de pie. Los otros participantes al ágape están sentados más o menos lejos en la sala del espectáculo".
Más aún, según Siebel: "Como regla general, la mesa está colocada lejos de los fieles, sobre un estrado; de manera que no es posible hacer revivir los estrechos lazos que existían en la sala donde se desarrolló la Cena. El sacerdote que interpreta su papel vuelto al pueblo, difícilmente puede evitar dar la impresión de representar un personaje que, con toda cortesía, tuviera algo que proponeros. Para disminuir esta impresión se ha tratado de colocar el altar en medio de la asamblea. Entonces no se tiene necesidad de ver sólo al sacerdote, pues así se pueden ver a los asistentes sentados a sus lados o frente a él. Pero al colocar el altar en medio de los fieles desaparece la distancia entre el espacio sagrado y la asamblea. El recogimiento que antes nacía de la presencia de Dios en la iglesia se transforma en un pálido sentimiento que en nada se diferencia de lo cotidiano".
Colocándose detrás del altar, la mirada vuelta hacia el pueblo, el sacerdote se convierte, desde el punto de vista sociológico, en un actor, que depende totalmente de su público y en un vendedor que tiene algo que vender.
En su libro ya citado, Das Konzil der Buchhalter, Alfred Lorenzer evoca todavía otros puntos de vista, particularmente de orden estético: "El micrófono no sólo revela cada respiración, cada ruido inadvertido, sino que la escena empieza a parecerse más a los recetarios de cocina de televisión, que a formas litúrgicas de las Iglesias Reformadas. Si estas últimas han marginado la acción sagrada ‑a más simplicidad y brevedad en la reforma litúrgica esta acción permanece: se la despoja de sus gestos ornamentales, pero conservada minuciosamente en toda la complejidad de su desarrollo, y desde ahora presentada a los ojos de todos en una pseudo‑transparencia que confunde la percepción sensible de las manipulaciones con la transparencia del mito, manipulaciones ejecutadas de una manera que exhibe en todo caso indiscretamente cada detalle de este ritual alimentario. Se ve a un hombre romper con dificultad una hostia, que se resiste y cómo la introduce en su boca. Nos convertimos en testigos de las costumbres personales de masticar, no siempre muy estéticas, de las de tragar el pan seco y de la técnica utilizada para hacer girar el cáliz para purificarlo y la manera más o menos hábil de limpiarlo" (pág. 192).
Esto en relación con el aspecto sociológico de la posición del celebrante cara a la asamblea. Otra cosa es cuando se trata de proclamar la palabra de Dios. Esta acción supone un cara a cara del sacerdote y del pueblo; lo mismo que el predicador se volvía al pueblo, y el diácono cuando cantaba el evangelio.
Pero como lo hemos dicho ya, las cosas son totalmente de otra manera en la celebración del sacrificio eucarístico propiamente dicho. Aquí la liturgia no es una "oferta" como en la liturgia de la Palabra; es un acontecimiento sagrado, en el curso del cual el cielo y la tierra se unen y donde el Dios de bondad se inclina hacia nosotros. Sólo en el momento de la distribución de la comunión, del banquete propiamente dicho, se llega a un cara a cara entre el sacerdote y los comulgantes.
Precisamente, estos cambios en la posición del sacerdote en el altar durante la misa, tienen una significación simbólica y sociológica cierta. Cuando el celebrante reza y sacrifica tienen, igual que los fieles, los ojos fijos en Dios, mientras que cuando predica o distribuye la comunión, se vuelve al pueblo.
Como hemos visto, el volverse hacia el este es tan antiguo como la Iglesia y constituye por ello una costumbre que no puede modificarse. "Se busca" constantemente "con los ojos el lugar donde se encuentra el señor" (J. Kunstmann) o como dice Orígenes en su libro sobre la oración (c.32), hay aquí "un símbolo, el del alma mirando cómo se eleva la verdadera luz", "atenta a la bienaventurada esperanza y a la gloriosa manifestación de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo" (Tit. 2,13).
DUODÉCIMA PREGUNTA
¿Por qué el carácter sacrificial de la misa, se manifiesta menos claramente si, como se afirma, el sacerdote está vuelto cara al pueblo?
Cuestión inversa: Si entre los especialistas se sabe perfectamente que al preconizar "el altar cara al pueblo" no se puede apelar a una práctica de la iglesia primitiva ¿por qué no se saca la consecuencia que se impone? ¿por qué no se suprimen "las mesas para un banquete", erigidas con sorprendente unanimidad en el mundo entero?
Muy probablemente porque este tipo de mesas responden más a la nueva concepción de la misa y de la eucaristía, que a la práctica antigua.
Bien claro está que se querría evitar hoy dar la impresión de que la "santa mesa" (como se denomina en Oriente al altar) pueda ser un altar del sacrificio. Sin duda es también la razón por la que casi en todas partes sólo se pone en el altar un solo ramo de flores, como si fuese la mesa de una comida de familia, así como dos o tres velas, que generalmente se colocan al lado izquierdo de la mesa, mientras que el jarro con flores se pone al otro lado.
Se busca la ausencia de simetría, y ya no es necesario tener un punto central de referencia, como el que existía hasta hace poco en la cruz con los candelabros colocados a derecha e izquierda de ella; sólo se quiere una mesa para la comida y no un altar.
El sacerdote se coloca delante del altar del sacrificio, no detrás. Lo mismo hacia el sacerdote, entre los paganos. En el santuario, su mirada se dirigía hacia la representación de la divinidad, a quien se ofrecía el sacrificio. Lo mismo en el Templo de Jerusalem, donde el sacerdote encargado de ofrecer la víctima se colocaba delante de "la mesa del Señor" (cf. Mal 1,12), como se llamaba al gran altar de los Holocaustos situado en el centro del Templo, cara al templo interior, que guardaba el arca de la alianza en el Santo de los Santos, lugar donde habita el Altísimo (cf. Ps. 16,15).
Una comida se desarrolla bajo la presidencia del padre de familia en medio del círculo familiar; en cambio en todas las religiones existe una liturgia determinada para llevar a cabo el sacrificio, que se desarrolla en o delante de un santuario (que puede ser también un árbol sagrado). El oficiante está separado de la muchedumbre y se pone delante de ésta, ante el altar y vuelto hacia la divinidad. De siempre, las personas que ofrecen un sacrificio están vueltas hacia aquel a quien se destina el sacrificio y, en absoluto, hacia los que participan en la ceremonia.
En su comentario del libro de los Números (10,2), Orígenes se hace interprete de la concepción de la Iglesia primitiva: "El que está delante del altar muestra por este hecho que es él quien cumple las funciones sacerdotales. Ahora bien, la misión del sacerdote consiste en interceder por los pecados del pueblo". En nuestros días, en que el sentido del pecado desaparece poco a poco, es una idea que parece ampliamente perdida.
Como sabemos, Lutero negó el carácter sacrifical de la misa: no veía en ella más que la proclamación de la palabra de Dios, a la que seguía la celebración de la Cena. De aquí su exigencia, ya mencionada, de que el celebrante estuviera vuelto hacia la asamblea.
Ciertos modernos teólogos católicos no niegan directamente el carácter sacrifical de la misa, pero les gustaría hacerlo pasar a un segundo plano a fin de poder resaltar mejor el carácter de cena de la celebración. La mayoría de las veces por consideraciones ecuménicas en favor de los protestantes; pero descuidando en su ecumenismo a las Iglesias orientales ortodoxas para las que el carácter sacrifical de la divina liturgia es un hecho indiscutible.
Sólo la eliminación de "mesa de comida" y la vuelta a la celebración en el "altar mayor" podrán llevarnos a cambios en la concepción de la misa y de la eucaristía, es decir, a la misa entendida como acto de adoración y de veneración a Dios, como acto de acción de gracias por sus beneficios, por nuestra salvación y nuestra vocación al reino de los cielos, y como representación mística del sacrificio de la cruz del Señor.
No obstante, como ya hemos visto, esto no excluye que la liturgia de la palabra se celebre no en el altar sino en la sede o ambón, como anteriormente se hacia en la misa episcopal. Pero las oraciones deben decirse todas hacia el oriente, es decir, hacia la imagen de Cristo en el ábside y hacia la cruz en el altar.
Dado que durante nuestra peregrinación en la tierra no nos es posible contemplar toda la grandeza del misterio celebrado y menos aún al propio Cristo, ni la "asamblea celeste", no basta hablar continuamente de todo lo que el sacrificio de la misa tiene de sublime; es necesario más bien hacer todo lo posible para poner en evidencia a los ojos de los hombres la grandeza de este sacrificio a través de la misma celebración, a través de una artística disposición de la casa del Señor y especialmente del altar.
Se puede aplicar tanto al desarrollo litúrgico como a las imágenes lo que de los "velos sagrados" dice el Pseudo Dionisio el Aeropagíta en su libro Sobre los nombre sagrados (1,4): esos velos "que (aún ahora) esconden lo espiritual en el universo sensible, y lo supra‑terrestre en lo terrestre, que confieren forma e imagen a lo que no tiene forma ni imagen .... Pero llegará un día en que habiéndonos convertidos en imperecederos e inmortales, y alcanzando la paz bienaventurada junto a Cristo estaremos, como dice la Escritura, cerca del Señor (cf. Tess 4,17) colmados de la contemplación de su presencia visible".
martes, 22 de febrero de 2011
La Cátedra de San Pedro
Oremos hoy por nuestro Sumo Pontífice, el Sucesor del Apóstol Pedro, el Vicario de Cristo en la tierra. Oremos para que cesen los ataques a su persona, desde fuera de la Iglesis y sobre todo desde dentro de la Iglesia. Que los deseos del Santo Padre, sean para la catolicidad estímulo de adhesión cada vez más firme a la Roca de Pedro.
Sustraen la cruz de altar en el Santuario de la Concepción de Puente Genil
Hace poco informábamos a nuestros lectores la recuperación de la cruz central en las Iglesias de Puente Genil, Córdoba, así como la Misa en latín. Hoy tenemos que traer la noticia del robo de la Cruz central del altar del Santuario de la Concepción de Puente Genil.
Aunque es de escaso valor, y de reciente factura, cosa que demuestra el buen hacer de esta Hermandad para cumplir los deseos del Santo Padre, denota el robo de esta pieza la crudeza de los tiempos que corren en España.
II Parte de la entrevista a Mons. Fellay
Traemos la segunda parte de la entrevista realizada a Mons. Bernard Fellay, de la FSSPX.
IV. BEATIFICACIÓN DE JUAN PABLO II
29. ¿Crea un problema el anuncio de la próxima beatificación de Juan Pablo II?
— Un problema grave: el de un pontificado que avanzó a grandes pasos en el sentido errado, en la dirección del progresismo y de todo aquello que se llama “el espíritu del Vaticano II”. Por eso, no es sólo una consagración de la persona de Juan Pablo II sino también del Concilio y de todo el espíritu que lo acompañó.
30. ¿Hay un nuevo concepto de santidad desde el Vaticano II?
— ¡Es de temerse! Es un concepto de santidad para todos, de santidad universal. Es verdad que hay una llamada, una vocación a la santidad hecha a todos los hombres; lo falso es rebajar la santidad a tal nivel, que lleva a pensar que todo el mundo va al cielo.
31. ¿Cómo podría permitir Dios verdaderos milagros para refrendar una falsa doctrina, con motivo de las múltiples beatificaciones y canonizaciones hechas en los últimos decenios?
— Ése es el problema: ¿se tratará de verdaderos milagros? ¿Se tratará de prodigios? Para mí existen dudas. Estoy muy extrañado, por lo que puedo saber, por la ligereza con la que se manejan estas cosas.
32. Si las canonizaciones comprometen la infalibilidad pontificia, ¿se pueden desconocer los nuevos santos canonizados por el Papa?
— Es verdad que hay un problema en las actuales canonizaciones. Con todo, uno puede preguntarse si en la fórmula utilizada por el Sumo Pontífice existe una verdadera voluntad de comprometer la infalibilidad. En el caso de la canonización se cambió la fórmula, los términos son mucho menos expresivos que antes. Creo que eso va de la mano con la mentalidad nueva, que no quiere hacer definiciones dogmáticas comprometiendo la infalibilidad. Ahora bien, admitamos que estamos ante presunciones… No hay respuestas convincentes, excepto la de la intención de la autoridad suprema de comprometer o no su infalibilidad.
33. ¿Uno puede elegir entre los santos recientemente propuestos a la veneración de los fieles? ¿Qué hay que hacer con el Padre Pío?
— Pienso que no hay que elegir. Sin embargo, siempre se podrá atender a los criterios que han sido universalmente reconocidos en el pasado. Así, cuando se está ante una devoción popular masiva —como es el caso del Padre Maximiliano Kolbe o el Padre Pío—, no debería generar dificultades. Reitero, aquí no hay más que opiniones, en razón de la ausencia de un juicio magisterial enunciado dogmáticamente.
34. ¿Y Mons. Lefebvre? ¿Conoce Ud. ejemplos de gracias concedidas por su intercesión?
— Sí, se conocen, y se conocen bastantes. No sé si corresponden al orden de los milagros… tal vez sí en un caso u otro. En el caso de la curación de enfermedades no tenemos, que yo sepa, todos los documentos médicos necesarios. Muchas gracias se conceden por intercesión de Monseñor. No abundo más.
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V. LA FRATERNIDAD SAN PÍO X
35. La Fraternidad acaba de festejar un importante aniversario. ¿Cómo resumiría estos cuarenta años?
— Una historia apasionante… lágrimas —muchas—, en medio de grandes alegrías. Una de las alegrías más grandes es la de comprobar hasta qué punto Dios nos permite estar asociados a muchas de las bienaventuranzas que ha predicado en el Sermón de la Montaña, como es aquella de poder sufrir a causa de su nombre. Y en medio de todas las vicisitudes de la crisis actual vemos que esta obra continúa expandiéndose, algo que, humanamente, es casi imposible. He allí la mano de Dios en esta obra de Mons. Lefebvre.
36. ¿Existe un incremento de vocaciones? Si es así, ¿cuáles son las causas?
— Creo que hay una gran estabilidad. Desearía que hubiese más vocaciones. Creo que será necesario relanzar la cruzada de las vocaciones. El mundo es muy hostil, como tal, al surgimiento de las vocaciones; por eso debemos intentar restablecer los medios en los cuales las vocaciones puedan volver a surgir, porque hay vocaciones, pero con frecuencia no llegan a madurar a causa de este mundo materialista.
37. Últimamente, con motivo del Congreso de “Sí Sí, No no”, Ud. habló acerca de una reunión con unos treinta sacerdotes diocesanos de Italia en la que participó. ¿Qué esperan hoy en día de la Fraternidad estos sacerdotes?
— Ante todo estos sacerdotes nos piden la doctrina, lo que es un síntoma excelente. Si se acercan a nosotros es porque quieren la antigua misa, evidentemente, pero después de descubrir la antigua misa quieren otra cosa. Quieren algo más porque descubren todo un mundo de cuya autenticidad son conscientes. No dudan que allí está la verdadera religión. Por eso, necesitan refrescar sus conocimientos teológicos. Allí no yerran, van directamente a Santo Tomás de Aquino.
38. Este movimiento de sacerdotes que se acerca a la Fraternidad, ¿se da por igual, en grados diferentes, en todos los países?
— Existen grados diversos, por cierto, y cantidades distintas según los diferentes países. Sin embargo el fenómeno se reproduce un poco por todas partes: un sacerdote, en general joven, que se acerca a la misa tradicional, que descubre con gran entusiasmo este tesoro y que poco a poco transita el camino hacia la Tradición que, al final, lo transforma en cien por ciento tradicional.
39. ¿Abriga Ud. esperanza de que semejante interés también pueda extenderse a ciertos obispos, al punto de avizorar una futura colaboración?
— Ya tenemos contactos con obispos, aunque por el momento todo está bloqueado por las conferencias episcopales y por presiones circundantes. Pero no cabe duda de que en el futuro con algunos obispos pueda haber alguna colaboración.
40. ¿Está Ud. dispuesto a ensayar la experiencia de la Tradición con un obispo, a nivel de una diócesis?
— Las cosas no están maduras para eso, aún no hemos llegado a ese punto, pero pienso que sucederá. Será difícil, habrá que ver exactamente cómo podrá concretarse. Será preciso que eso tenga lugar con obispos que hayan comprendido realmente la crisis y que verdaderamente quieran que vayamos.
41. Los fieles son cada vez más numerosos. Se multiplican las capillas. El estado de necesidad sigue existiendo. ¿Planea Ud. consagrar otros obispos auxiliares para la Fraternidad? ¿Piensa que Roma podría estar a favor de que actualmente se consagren obispos en la Tradición?
— Para mí la respuesta es muy simple: habrá o no obispos según que las circunstancias imperantes en la primera consagración se repitan o no.
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VI. LA EXPANSIÓN DE LA FRATERNIDAD SAN PÍO X
42. Monseñor, tenemos la alegría de verlo con frecuencia en los Estados Unidos. A Ud. le gusta venir. ¿Algún comentario?
— Mi comentario: amo a todas las almas que Dios nos confía y hay muchas en los Estados Unidos. ¡Es todo!
43. ¿Pudo encontrarse ya con el Cardenal Burke?
— Varias veces intenté verlo, pero aún no he podido hacerlo.
44. Muchos obispos de los Estados Unidos dieron su apoyo a la Marcha por la Vida; uno de ellos intervino enérgicamente contra un hospital que favorecía el aborto. ¿Existen esperanzas de que se den cuenta que la crisis actual también afecta la fe?
— Pienso que, desgraciadamente, entre los modernos hay que distinguir la moral y la fe; entonces se podrá ver que hay más obispos lúcidos ante los problemas morales que obispos comprometidos con las cuestiones de fe. Con todo, se puede decir que si alguien se pone a defender valientemente la moral católica, debe necesariamente tener la fe, y aún que su fe se verá fortalecida… Es lo que espero, sin perjuicio de lo cual reconozco que hay excepciones….
45. Los obispos norteamericanos quieren revisar juntos el conjunto de las directivas dadas por Juan Pablo II a las universidades. ¿Cuáles deberían ser, según Ud., las medidas urgentes que habría que tomar para hacer que las universidades actuales sean verdaderas universidades católicas?
— La medida urgente, la primera, es volver a la escolástica. Hay que dar de mano con las filosofías modernas, volver a la sana filosofía, la filosofía objetiva, realista. Santo Tomás —como ya sucedió a comienzos del siglo XX— debe volver a ser la norma. En otro tiempo las 24 Tesis Tomistas eran obligatorias. Hay que volver a eso, es absolutamente necesario. Después de esta restauración filosófica se podrá continuar en la misma línea para con la teología.
46. Mons. Robert Vasa, obispo de Baker (Oregon), recordó recientemente que las declaraciones de la Conferencia Episcopal no obligaban al obispo para con su diócesis. ¿Es un desafío a la colegialidad promovida por el Concilio?
— Sobre este tema de la colegialidad no ha hablado solamente un obispo. El Papa mismo, hablando ante la Conferencia Episcopal de Brasil, dirigió palabras enérgicas, volviendo a poner en su lugar el papel de las conferencias episcopales, insistiendo sobre la autoridad personal de los obispos y sus relaciones directas con el Santo Padre.
47. El Seminario de Winona es el más importante en número de seminaristas. ¿Cómo explica este hecho?
— Pienso que se debe simplemente a la generosidad de este país, que se deja entusiasmar fácilmente por una buena causa.
48. ¿Qué hay que hacer para multiplicar las vocaciones sacerdotales y religiosas?
— ¡Rezar, rezar y rezar! Y hacer sacrificios.
49. ¿Cuáles son los puntos fuertes de la Tradición en los Estados Unidos?
— Pienso que está esa generosidad, a la cual acabo de referirme, y las escuelas. Es verdad que existe una cantidad importante de sacerdotes y que precisaríamos tener más; pero diría que las escuelas, sobre todo, son indispensables. Del mismo modo hay que promover la ayuda a las familias tradicionalistas. Debemos montar un movimiento para las familias, para sostenerlas, para formarlas. Es la célula básica de la sociedad, es fundamental en el orden natural y en el orden sobrenatural.
50. ¿Cuál es la importancia que Ud. asigna a las escuelas?
— Es fundamental, es el futuro. La juventud será católica supuesto que reciba una buena formación. Y para eso precisamos contar con escuelas católicas.
51. Las familias numerosas y generosas a veces se ven obligadas a seguir cursos de educación a distancia. ¿Qué recomienda Ud. a las que tienen a la mano buenos colegios?
— Las que tienen a la mano buenos colegios no deben dudar un instante: ¡que pongan a sus hijos en estos colegios! La educación a distancia nunca reemplazará una buena escuela. Si no hay un buen colegio, la cosa es totalmente distinta.
52. ¿Planea Ud., Monseñor, convocar a una nueva cruzada de rosarios? ¿Qué recomienda a los fieles en la actualidad?
— ¡Sí! La situación del mundo, la situación de la Iglesia —se ve muy bien—, continúa siendo muy sombría; aún si hay algunos atisbos de esperanza, los factores inquietantes obligan, más que nunca, a intensificar nuestras plegarias, recurriendo a la Santísima Virgen. Para los fieles de hoy en día lo indispensable es la oración, la oración en familia, reiterada, frecuente, acompañada de lo que educa el alma cristiana, el espíritu de sacrificio.
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VII. A MODO DE CONCLUSIÓN
53. Monseñor, el año que viene Ud. celebrará sus treinta años de sacerdocio, de los cuales dieciocho estuvo al frente de la Fraternidad San Pío X. ¿Cuáles fueron los acontecimientos más significativos a lo largo de todos estos años?
— ¡Es toda una novela! ¡Lo primero que hay que mencionar, por supuesto, son las consagraciones! Entre los acontecimientos importantes está también la alegría de haber estado cerca de Monseñor, la alegría de haber estado cerca del Padre Schmidberger, y de haber aprendido mucho junto a ellos; la alegría de haber podido trabajar también junto a los otros obispos de la Fraternidad, como con todos nuestros sacerdotes, en este gran movimiento de celo por la fe, por el sostenimiento de la Iglesia católica.
54. ¿Un deseo para los años por venir?
— ¡Que la Iglesia vuelva a su quicio! Es una imagen, pero es verdaderamente nuestro deseo. ¡Y para eso es preciso que advenga el triunfo del Corazón Inmaculado de la Santísima Virgen! ¡Lo precisamos tanto!