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jueves, 31 de marzo de 2011

Letanías de la Humildad, Siervo de Dios Cardenal Rafael Merry del Val

  • -Jesús manso y humilde de Corazón, ...Óyeme.

    -Del deseo de ser lisonjeado,...Líbrame Jesús (se repite)
    -Del deseo de ser alabado,
    -Del deseo de ser honrado,
    -Del deseo de ser aplaudido,
    -Del deseo de ser preferido a otros,
    -Del deseo de ser consultado,
    -Del deseo de ser aceptado,
    -Del temor de ser humillado,
    -Del temor de ser despreciado,
    -Del temor de ser reprendido,
    -Del temor de ser calumniado,
    -Del temor de ser olvidado,
    -Del temor de ser puesto en ridículo,
    -Del temor de ser injuriado,
    -Del temor de ser juzgado con malicia,

    -Que otros sean más estimados que yo,...Jesús dame la gracia de desearlo (se repite)
    -Que otros crezcan en la opinión del mundo y yo me eclipse,
    -Que otros sean alabados y de mí no se haga caso,
    -Que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil,
    -Que otros sean preferidos a mí en todo,
    -Que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo que pueda.

ORACIÓN
Oh Jesús que, siendo Dios, te humillaste hasta la muerte, y muerte de cruz, para ser ejemplo perenne que confunda nuestro orgullo y amor propio. Concédenos la gracia de aprender y practicar tu ejemplo, para que humillándonos como corresponde a nuestra miseria aquí en la tierra, podamos ser ensalzados hasta gozar eternamente de ti en el cielo. Amén.

El Santo Padre nos pone de ejemplo a San Alfonso María de Ligorio, en su catequesis de los miércoles.



CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 30 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- A continuación ofrecemos el discurso que el Papa Benedicto XVI ha dirigido a los fieles, continuando el ciclo de catequesis sobre los Doctores de la Iglesia, en la audiencia general celebrada esta mañana en la Plaza San Pedro.
* * * * *
Queridos hermanos y hermanas,
hoy quisiera presentaros la figura de un santo Doctor de la Iglesia al que debemos mucho, ya que fue un insigne teólogo moralista y un maestro de vida espiritual para todos, sobre todo para la gente humilde. Es el autor de la letra y de la música de uno de los villancicos navideños más famosos de Italia: Tu scendi dalle stelle, además de otras muchas cosas.
Perteneciente a una familia napolitana noble y rica, Alfonso María de Ligorio nació en 1696. Dotado de grandes cualidades intelectuales, con tan solo 16 años se graduó en derecho civil y canónico. Era el abogado más brillante del foro de Nápoles: durante ocho años ganó todas las causas que defendió. Sin embargo, su alma tenía sed de Dios y estaba deseosa de la perfección, así el Señor le hizo comprender que era otra la vocación a la que lo llamaba. De hecho, en 1723, indignado por la corrupción y la injusticia que viciaban el ambiente que lo rodeaba, abandonó su profesión -y con ella la riqueza y el éxito- y decide convertirse en sacerdote, a pesar de la oposición paterna. Tuvo maestros excelentes que lo introdujeron en el estudio de las Sagradas Escrituras, de la Historia de la Iglesia y de la mística. Adquirió una amplia cultura teológica, que comenzó a dar fruto cuando, algunos años después, comienza su labor de escritor. Fue ordenado sacerdote en 1726 y se entregó, para el ejercicio de su ministerio, a la Congregación diocesana de las Misiones Apostólicas. Alfonso inició la evangelización y la catequesis entre los estratos más bajos de la sociedad napolitana, a la que gustaba predicar, y a la que instruía en las verdades fundamentales de la fe. No pocas de estas personas, pobres y modestas, a las que se dirigió, a menudo se dedicaban a los vicios y realizaban acciones criminales. Con paciencia les enseñaba a rezar, animándolas a mejorar su modo de vivir. Alfonso obtuvo resultados excelentes: en el barrio más miserable de la ciudad se multiplicaban los grupos de personas que, al caer la tarde, se reunían en las casas privadas y en los talleres, para rezar y meditar la Palabra de Dios, bajo la guía de un catequista formado por Alfonso y por otros sacerdotes, que visitaban regularmente a estos grupos de fieles. Cuando, por deseo expreso del arzobispo de Nápoles, estas reuniones comenzaron a celebrarse en las capillas de la ciudad, estas tomaron el nombre de “capillas nocturnas”. Esto fue una verdadera y propia fuente de educación moral, de saneamiento social, de ayuda recíproca entre los pobres: esto puso fin a robos, duelos, prostitución hasta casi desaparecer.
Aunque si el contexto social y religioso de la época de san Alfonso era muy distinto del nuestro, las
“capillas nocturnas” son un modelo de acción misionera en el que nos podemos inspirar también hoy para “una nueva evangelización”, particularmente de los más pobres, y para construir una convivencia humana más justa, fraterna y solidaria. A los sacerdotes se les ha confiado un deber de ministerio espiritual, mientras que los laicos bien formados pueden ser eficaces animadores cristianos, auténtica levadura evangélica en el seno de la sociedad.
Después de haber pensado irse para evangelizar a los pueblos paganos, Alfonso, a la edad de 35 años, entró en contacto con los agricultores y pastores de las regiones interiores del Reino de Nápoles, y estupefacto por su ignorancia religiosa y el estado de abandono en el que estaban, decidió dejar la capital y dedicarse a estas personas, que eran pobres espiritual y materialmente. En 1732 fundó la Congregación religiosa del Santísimo Redentor, que puso bajo la tutela del obispo Tommaso Falcoia, y de la que se convirtió en el superior. Estos religiosos, dirigidos por Alfonso, fueron auténticos misioneros itinerantes, que llegaron incluso a los pueblos más remotos, exhortando a la conversión y a la perseverancia en la vida cristiana sobre todo por medio de la oración. Todavía hoy, los redentoristas, esparcidos por tantos países del mundo, con nuevas formas de apostolado, continúan esta misión de evangelización. Pienso en ellos con reconocimiento, exhortándoles a ser siempre fieles al ejemplo de su Santo Fundador.
Estimado por su bondad y por su celo pastoral, en 1762 Alfonso fue nombrado obispo de Sant'Agata dei Goti, ministerio que, dejó en 1775 por causa de las enfermedades que sufría, por concesión del Papa Pío VI. El mismo Pontífice, en 1787, exclamó, al recibir la noticia de su muerte, que se produjo con mucho sufrimiento, exclamó: “¡Era un santo!”. Y no se equivocaba: Alfonso fue canonizado en 1839, y en 1871 es declarado Doctor de la Iglesia. Este título se le concede por muchas razones. Antes que nada, porque propuso una rica enseñanza de teología moral, que expresa adecuadamente la doctrina católica hasta el punto de ser proclamado por el Papa Pío XII como “Patrón de todos los confesores y moralistas”. En su época, se difundió una interpretación muy rigurosa de la vida moral, quizás por la mentalidad jansenista, que antes que alimentar la confianza y esperanza en la misericordia de Dios, fomentaba el miedo y presentaba un rostro de Dios adusto y severo, muy lejano al revelado por Jesús. San Alfonso, sobre todo en su obra principal titulada Teología Moral, propone una síntesis equilibrada y convincente entre las exigencias de la ley de Dios, esculpida en nuestros corazones, revelada plenamente por Cristo y interpretada con autoridad por la Iglesia, y los dinamismos de la conciencia y de la libertad del hombre, que en la adhesión a la verdad y al bien, permiten la maduración y la realización de la persona. A los pastores de almas y a los confesores, Alfonso recomendaba ser fieles a la doctrina moral católica, asumiendo al mismo tiempo, una actitud caritativa, comprensiva, dulce para que los penitentes se sintiesen acompañados, sostenidos, animados en su camino de fe y de vida cristiana. San Alfonso no se cansaba nunca de repetir que los sacerdotes son un signo visible de la infinita misericordia de Dios, que perdona e ilumina la mente y el corazón del pecador para que se convierta y cambie de vida. En nuestra época, en la que son claros los signos de pérdida de la conciencia moral y -es necesario reconocerlo- de una cierta falta de estima hacia el Sacramento de la Confesión, la enseñanza de san Alfonso es todavía de gran actualidad.
Junto a las obras de teología, san Alfonso compuso muchos otros escritos, destinados a la formación religiosa del pueblo. Es estilo es simple y agradable. Leídas y traducidas en numerosas lenguas, las obras de san Alfonso han contribuido a plasmarla espiritualidad popular de los últimos dos siglos. Algunas de estas son textos que aportan grandes beneficios todavía hoy, como Máximas Eternas, Las Glorias de María, Práctica de amor a Jesucristo, obra -esta última- que representa la síntesis de su pensamiento y de su obra maestra. Insiste mucho en la necesidad de la oración, que permite abrirse a la Gracia divina para cumplir cotidianamente la voluntad de Dios y conseguir la propia santificación. Con respecto a la oración escribe: “Dios no niega a nadie la gracia de la oración, con la que se obtiene la ayuda para vencer toda concupiscencia y toda tentación. Y digo, replico y replicaré siempre, durante toda mi vida, que toda nuestra salvación está en el rezar”. De aquí su famoso axioma: “Quien reza se salva” “Del gran Medio de la Oración y opúsculos afines”. Obras Ascéticas II, Roma 1962, p. 171). Me viene a la mente, a este propósito, la exhortación de mi predecesor, el Venerable Siervo de Dios Juan Pablo II: “nuestras comunidades cristianas tienen que llegar a ser auténticas 'escuelas de oración'”... “Hace falta, pues, que la educación en la oración se convierta de alguna manera en un punto determinante de toda programación pastoral” (Carta Apostólica Novo Millenio ineunte, 33 y 34).
Entre las formas de oración aconsejadas fervientemente por san Alfonso, destaca la visita al Santísimo Sacramento o, como diríamos hoy, la adoración, breve o prolongada, personal o comunitaria, ante la Eucaristía. “Ciertamente -escribe Alfonso- entre todas las devociones esta de adorar a Jesús sacramentado es justo después de los sacramentos, la más querida por Dios y la más útil para nosotros... ¡Oh, qué bella delicia estar delante de una altar con fe.. presentando nuestras necesidades, como hace un amigo a otro con el que se tiene total confianza!” (“Visitas al Santísimo Sacramento, a María Santísima y a San José correspondientes a cada día del mes”. Introducción). La espiritualidad alfonsiana es, de hecho, eminentemente cristológica, centrada en Cristo y en su Evangelio. La meditación del misterio de la Encarnación y de la Pasión del Señor son frecuentemente objeto de su predicación. En estos eventos, la Redención es ofrecida a todos los hombres “copiosamente”. Y justo porque es cristológica, la piedad alfonsiana es también exquisitamente mariana. Muy devoto de María, Alfonso ilustra su papel en la historia de la salvación: socia de la Redención y mediadora de gracia, Madre, Abogada y Reina. Además, san Alfonso afirma que la devoción a María nos confortará en el momento de nuestra muerte. Estaba convencido que la meditación sobre nuestro destino eterno, sobre nuestra llamada a participar para siempre en la beatitud de Dios, así como la posibilidad trágica de la condenación, contribuye a vivir con serenidad y compromiso, y a afrontar la realidad de la muerte conservando siempre la confianza en la bondad de Dios.
San Alfonso María de Ligorio es un ejemplo de pastor celoso, que ha conquistado las almas predicando el Evangelio y administrando los Sacramentos, combinado con un modo de hacer basado en una bondad humilde y suave, que nacía de la intensa relación con Dios, que es la Bondad infinita. Tuvo una visión realista y optimista de los recursos del bien que el Señor da a cada hombre y dio importancia a los afectos y a los sentimientos del corazón, además de la mente, para poder amar a Dios y al prójimo.
En conclusión, quisiera recordar que nuestro santo, análogamente a San Francisco de Sales -del que hablé hace alguna semana- insiste en decir que la santidad es accesible a todos los cristianos: “El religioso por religioso, el seglar por seglar, el sacerdote por sacerdote, el casado por casado, el comerciante por comerciante, el soldado por soldado, y así hablando en todos los estados”(Práctica de amor a Jesucristo. Obras ascéticas I, Roma 1933, p. 79). Agradezcamos al Señor que, con su Providencia, suscita santos y doctores en lugares y tiempos diversos, que hablan el mismo lenguaje para invitarnos a crecer en la fe y a vivir con amor y con alegría nuestro ser cristianos en las sencillas acciones de cada día, para caminar en el camino de la santidad, en el camino hacia Dios y hacia la verdadera alegría. Gracias.

miércoles, 30 de marzo de 2011

El Obispo de Albenga-Imperia habla del Motu Proprio Summorum Pontificum



Traemos nuestra traducción de esta carta del Obispo de Albenga-Imperia, sobre algunos aspectos del Motu Proprio Summorum Pontificum. Pedimos e imploramos a Dios, que siga concediéndonos pastores tan santos y tan sabios como Monseñor Oliveri.


Su Excelencia Rvdma. Mons. Mario Oliveri
Obispo de Albenga-Imperia
Carta al Padre Nuara, Pontifica Cominsión "Ecclesia Dei"

Extraordinaria importancia del Motu Proprio Summorum Pontificum de Benedicto XVI

Intervención sobre el acto magisetrial y de supremo gobierno del Papa Benedicto XVI con el Motu Proprio "Summorum Pontificum" sobre el contenido teológico de la antigua liturgia.

Reverendo y querido Padre Nuara,

Su cálida propuesta, que me presentó por escrito, de una intervención mía en el Tercer Congreso Internacional sobre el Motu Proprio "Summorum Pontificum", que tiene como tema el contenido teológico de la liturgia antigua, no ha dejado mi ánimo indiferente, pero no he logrado superar una gran dificultad, muy a mi pesar, proveniente del estado de salud de mi hermano, inválido, al que me ata el deber primario de la ayuda fraterna.

Ya que debo ausentarme de mi hermano del 23 al 27 de mayo, para tomar parte -en esta ocasión es imprescindible- a la Asamblea General de la Conferencia Episcopal Italiana (por los motivos familiares mencionados, me ausenté de la Asamblea General Extraordinaria en noviembre pasado), daría lugar a graves e insuperables molestias mi ausencia del hogar en los días del 13 al 15 de mayo.

Con toda sinceridad, puedo decir que yo habría tenido mucho gusto de asistir al III Congreso sobre el "motu proprio", porque sería para mí la feliz oportunidad - y creo que fructífera - de ofrecer a un público cualificado y con una "audiencia" muy grande, mis convicciones como obispo de la extraordinaria importancia para la vida de la Iglesia del acto magisterial y de supremo gobierno hecho por el Papa Benedicto XVI con el "Motu proprio". Habría podido exponer las razones que han generado y generan en mí tales convicciones. Permítame, querido Padre, formularle brevemente con esta carta, y luego - si lo estima conveniente - hacerlo público en algún momento del congreso.

En todo lo que toca a la esencia misma de la Iglesia es fundamental mostrar en todo tiempo, pero más aún en estos momentos históricos, en que se da la idea de que todo está en constante cambio, que no son posibles los cambios radicales que afectan a la sustancia de los elementos constitutivos de la Iglesia, es decir, su fe, su realidad sobrenatural y por lo tanto sus sacramentos y por lo tanto su liturgia, su sagrado ministerio de gobierno (es decir, su capacidad de pasar todos los dones sobrenaturales de Cristo a su Iglesia a través de sus Apóstoles y que se perpetúa a través de la Sucesión Apostólica).

El Motu Proprio "Summorum Pontificum", diciendo que la liturgia se puede celebrar en su forma antigua, es decir, en la forma que se ha celebrado durante siglos hasta la "reforma" puesta en marcha después del Concilio Vaticano II, declara de una manera solemne que:

1- La inmutabilidad de los contenidos de la Divina Liturgia, y que cualquier cambio en su apariencia, en su forma o elementos que puedan introducirse, no pueden ser nunca tales que cambien la fe de la Iglesia que expresa la Liturgia, o cambiar su contenido divino-sacramental, su contenido de la gracia sobrenatural. Para tomar un ejemplo: los cambios en el rito externo de la Santa Misa o la divina Eucaristía, no puede inducir o animar a tener una concepción diferente de la fe sobre el contenido de la misma, no podemos legitimamente indurcir a pensar que en su celebración deviene superfluo o no necesario el papel celebrativo que compete únicamente a aquellos que recibieron sacramentalmente la capacidad sobrenatural para actuar "in persona Christi "; no podemos, sobre todo, ocultar el carácter sacrificial de la Misa;

2- Que la "reforma" post-conciliar no puede legítimamente ser interpretada como una mutación "in substantialibus": si se considera, que si se celebra así en la forma que el motu proprio ha llamado "ordinaria" con el fin de inducir a error sobre el verdadero contenido de la Divina Liturgia, por lo que incluso seobscurece un poco la verdadera fe en el verdadero contenido de la Misa o de los demás sacramentos, es necesario que las correcciones tienen lugar, es más urgente llegar a una "reforma de la reforma", estudiando cuidadosamente aquellos elementos de la "reforma" post-concilar que puedan interpretarse como continuidad con la liturgia antigua, , que pueden facilitar - si no inducir - celebraciones inadecuadas; de inmediato es necesario una catequesis litúrgica para disipar cualquier niebla, es necesario que todos los los abusos no sean tolerados en la celebración y claramente corregidos.

3- Se ha convertido en un imperativo respetar muy claramente el vínculo inseparable entre la fe y la liturgia, entre la liturgia y la fe; el oscurecimiento de la fe crea devastación litúrgica, devastación en la "lex orandi", y esta devastación corrompe la fe, o al menos la oscurece, la deja incierta. 

Estas consideraciones podrían ser demostradas, mediante un estudio comparativo entre la antigua y la nueva forma de conferir el Orden Sacro, el Sacramento del Orden, pero estoy seguro que estará bien expuesto y desarrollado con la sabiduría y la competencia de Sus Eminencias y Sus Excelencias ponentes en el Congreso. Me uno a ellos con el todo corazón y les muestro mi profunda comunión espiritual.

Invoco la ayuda del Espíritu Santo en el desarrollo del Congreso y espero que sea portador de muchos bienes a la Iglesia, a nosotros los obispos y todos sus ministros que debemos actuar teniendo en cuenta que la cumbre y la fuente de toda la vida y misión de la Iglesia es la Divina Liturgia, la celebración de los Divinos Misterios. 

A ti, querido Padre, mi mayor y distinguida consideración.

Albenga, 8 de febrero de 2011.


Suo aff.mo in Domino


+ Mario Oliveri
 
Obispo de Albenga-Imperia
Miembro de la Congregación para el Culto Divino 
y Disciplina de los Sacramentos


Ordenaciones diaconales en el Colegio Bidasoa






Trece alumnos del Colegio Eclesiástico Internacional Bidasoa recibieron la ordenación diaconal de manos de Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, Obispo de Bilabo (España) y antiguo alumno de Bidasoa, el pasado 19 de febrero en la iglesia de San Nicolás de Pamplona. Cabe destacar el uso de dalmáticas tradicionales, así como la belleza y sencillez de todos los ornamentos.

martes, 29 de marzo de 2011

Colocación de la Primera piedra en Córdoba




El Sr. Obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández presidió el acto de colocación de la primera piedra del futuro templo de El Arrecife, Córdoba, situado junto a la Iglesia de la Inmaculada Concepción. Para el acto usó capa plvial de corte tradicional, y una bella cruz pectoral.

Esplendor de la liturgia de la Iglesia Católica Ucraniana Oriental






Benedicto XVI dio hoy su visto bueno a la elección de Sviatoslav Shevchuk, de 40 años, como nuevo Arzobispo Mayor de la Iglesia Católica Ucrania de rito oriental, conocida como "uniata", informó el Vaticano.
Shevchuk, de 40 años, sustituye al cardenal Lubomir Husar, quien dimitió en febrero pasado por motivos de salud tras diez años en el cargo.
El nuevo jefe de los católicos ucranianos de rito bizantino fue elegido arzobispo mayor de Kyiv-Halych en el Sínodo de Obispos de esta iglesia reunido el pasado día 23 en Lviv (oeste de Ucrania).
La Iglesia Católica ucraniana de rito oriental nació en 1595 de la Unión de Brest. Esta unión supuso el regreso a la Iglesia Católica de la Iglesia Rutena, a la que pertenecían los actuales ucranianos y bielorrusos.
La mayoría de los "uniatas", unos seis millones, se concentran en la parte occidental de Ucrania, donde está Lviv.
Los "uniatas" fueron duramente perseguidos durante el comunismo. En 1946, el régimen de Stalin disolvió esta iglesia y entregó todos sus bienes al Patriarcado Ortodoxo de Moscú.
Durante 45 años vivieron en la clandestinidad, hasta que en 1990 las autoridades de Moscú les devolvieron la legalidad y aprobaron una ley para la restitución de los bienes confiscados.
Además de esta iglesia católica, también existe en Ucrania otra de rito latino.
La mayor parte de los ucranianos son ortodoxos. De los 48 millones de habitantes, 15 millones de creyentes pertenecen a la Iglesia Ortodoxa Ucraniana del Patriarcado de Moscú.
También existen otras dos iglesias ortodoxas nacionales pero separadas de Moscú. Una es la del Patriarcado de Kiev, que cuenta con entre tres y cuatro millones de fieles, y la otra la Iglesia Ortodoxa autocéfala (independiente), con cerca de un millón de fieles.

Altar Católico en Sevilla

 

Altar católico en el altar de cultos de la Hermandad de la Veracruz de Tocina, Sevilla. De nuevo las hermandades imitan el ejemplo del Santo padre y sitúa la cruz central en el altar y los seis candelabros a los lados.

Misa Católica en la Catedral anglicana de York



 
El pasado sabado se celebro, por primera vez en 460 años, la Santa Misa Católica, en su Forma Extraordinaria, sobre el altar de la catedral anglicana de York, Inglaterra. Con ocasión de la fiesta de Santa Margarita Clitherow, que sufrió el martirio durante el reinado de Isabel I, la Latin Mass Society of England and Wales coordinó la celebración de la Misa Cantata y de una procesión por las calles de la ciudad. Se estima que acudieron unas 800 personas.

lunes, 28 de marzo de 2011

Nuevas informaciones sobre la Instrucción sobre el Motu Proprio Summorum Pontificum


Según afirma la progresista Golias, y así reproduce la magnífica web Messa in Latino, la instrucción habría sido restrictiva con el Motu Proprio tras la modificación de la original de Guido Pozzo.  Hasta el mes pasado, en que el Santo Padre mandó que se reescribiese esta misma instrucción para acercarse a aquella primera de Mons. Pozzo.Según parece los Cardenales Levada y Cañizares intentaban restringir el alcance del Motu Proprio. Así pues la integrad del Motu Proprio está a salvo.

Dios guarde a nuestro Santo Padre por muchos años.

domingo, 27 de marzo de 2011

San José María Escrivá de Balaguer y la Misa de Siempre

 San José María

Tomo de la web amiga Una Voce Málaga este interesante testimonio acerca de la vida de San José María Escrivá de Balaguer.

Aprovechando el estreno de la espléndida película Encontrarás dragones, recordamos el interesante testimonio que nos remitió un lector: "Monseñor Amadeo de Fuenmayor, tan cercano a San Josemaría Escrivá de Balaguer, me confirmó personalmente, hace años, que el fundador del Opus Dei había continuó celebrando la misa tridentina en privado hasta su muerte. Y esto fue en una conversación ante Monseñor Álvaro del Portillo. Por otra parte, San Josemaría intentó preservar en el Opus Dei todos los elementos de la Misa antigua que pudieran conservarse en la nueva: el latín, la orientación ad Deum, el triple mantel, los comulgatorios, los gestos, etcétera"

Esplendor de la liturgia en San Fernando





Esplendor de la liturgia en los cultos de la Hermandad de los Afligidos de San Fernando, Cádiz. Presidió los cultos el Rvdo. P. Luís Marín de Espinosa Labella, O.P., Vicario de la provincia Bética de la Orden de Predicadores, en la sede canónica de dicha hermandad, la Parroquia del Santo Cristo de San Fernando. Cabe destacar el uso de ornamentos tradicionales.

sábado, 26 de marzo de 2011

El crucifijo en el centro del altar en la Misa “hacia el pueblo”


El crucifijo en el centro del altar en la Misa “hacia el pueblo”

Columna de teología litúrgica dirigida por Mauro Gagliardi

Don Mauro Gagliardi, doctor en teología y filosofía, es profesor de teología dogmática en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum de Roma y consultor de la Oficina para las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice.
Por Mauro Gagliardi*

ROMA, jueves 24 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- Desde tiempos remotos, la Iglesia estableció signos sensibles que ayudaran a los fieles a elevar el alma a Dios. El Concilio de Trento, refiriéndose en particular a la Santa Misa, motivó esta costumbre recordando que “Como la naturaleza humana es tal que sin los apoyos externos no puede fácilmente levantarse a la meditación de las cosas divinas, por eso la piadosa madre Iglesia instituyó determinados ritos [...] con el fin de encarecer la majestad de tan grande sacrificio [la Eucaristía] e introducir las mentes de los fieles, por estos signos visibles de religión y piedad, a la contemplación de las altísimas realidades que en este sacrificio están ocultas” (DS 1746).
Uno de los signos más antiguos consiste en volverse hacia oriente para rezar. Oriente es símbolo de Cristo, el Sol de justicia. “Erik Peterson ha demostrado la estrecha conexión entre la oración hacia oriente y la cruz, conexión evidente como muy tarde en el periodo constantiniano. [...] Entre los cristianos se difundió la costumbre de indicar la dirección de la oración con una cruz sobre la pared oriental en el ábside de las basílicas, pero también en las habitaciones privadas, por ejemplo, de monjes y eremitas” (U.M. Lang, Rivolti al Signore, Siena 2006, p. 32).
“Si se nos pregunta hacia dónde miraban el sacerdote y los fieles durante la oración, la respuesta debe ser: ¡a lo alto, hacia el ábside! La comunidad orante durante la oración no miraba, de hecho, adelante al altar o a la cátedra, sino que elevaba a lo alto las manos y los ojos. Así el ábside llegó a ser el elemento más importante de la decoración de la iglesia, en el momento más íntimo y santo de la actuación litúrgica, la oración” (S. Heid, Gebetshaltung und Ostung in frühchristlicher Zeit, Rivista di Archeologia Cristiana 82 [2006], p. 369 [trad. mía]). Cuando, por tanto, se encuentra representado en el ábside Cristo entre los apóstoles y los mártires, no se trata sólo de una representación, sino más bien de una epifanía ante la comunidad orante. La comunidad entonces “elevaba las manos y los ojos 'al cielo'”, miraba concretamente a Cristo en el mosaico absidial y hablaba con él, le rezaba. Evidentemente, Cristo estaba así directamente presente en la imagen. Dado que el ábside era el punto de convergencia de la mirada orante, el arte proporcionaba lo que el orante necesitaba: el Cielo, desde el que el Hijo de Dios se mostraba a la comunidad como desde una tribuna” (ibid., p. 370).
Por tanto, “rezar y orar para los cristianos de la antigüedad tardía formaba un todo. El orante quería no sólo hablar, sino esperaba también ver. Si en el ábside se mostraba de modo maravilloso una cruz celeste o a Cristo en su gloria celeste, entonces por eso mismo el orante que miraba hacia lo alto podía ver exactamente esto: que el cielo se abría para él y que Cristo se le mostraba” (ibid., p. 374).
El Crucifijo en el centro del altar en la Misa “hacia el pueblo”
De los anteriores apuntes históricos, se deduce que la liturgia no se comprende verdaderamente si se la imagina principalmente como un diálogo entre el sacerdote y la asamblea. No podemos aquí entrar en los detalles: nos limitamos a decir que la celebración de la Santa Misa “hacia el pueblo” es un concepto que entró a formar parte de la mentalidad cristiana sólo en la época moderna, como lo han demostrado estudios serios y lo reafirmó Benedicto XVI: “La idea de que sacerdote y pueblo en la oración deberían mirarse recíprocamente nació sólo en la época moderna y es completamente extraña a la cristiandad antigua. De hecho, sacerdote y pueblo no dirigen uno al otro su oración, sino que juntos la dirigen al único Señor” (Teología de la Liturgia, Ciudad del Vaticano 2010, pp. 7-8).
A pesar de que el Vaticano II nunca tocó este aspecto, en 1964 la Instrucción Inter Oecumenici, emanada del Consilium encargado de llevar a cabo la reforma litúrgica querida por el Concilio, en el n. 91 prescribió: “Es bueno que el altar mayor se separe de la pared para poder girar fácilmente alrededor y celebrar versus populum”. Desde aquel momento, la posición del sacerdote “hacia el pueblo”, aún no siendo obligatoria, se convirtió en la forma más común de celebrar Misa. Estando así las cosas, Joseph Ratzinger propuso, también en estos casos, no perder el significado antiguo de oración “orientada” y sugirió superar las dificultades poniendo en el centro del altar el signo de Cristo crucificado (cf. Teología de la Liturgia, p. 88). Uniéndome a esta propuesta, añadí a mi vez la sugerencia de que las dimensiones del signo deben ser tales que lo hagan bien visible, so pena de poca eficacia (cf. M. Gagliardi, Introduzione al Mistero eucaristico, Roma 2007, p. 371).
La visibilidad de la cruz del altar está presupuesta por el Ordenamiento General del Misal Romano: “Igualmente, sobre el altar, o cerca de él, colóquese una cruz con la imagen de Cristo crucificado, que pueda ser vista sin obstáculos por el pueblo congregado” (n. 308). No se precisa, sin embargo, si la cruz debe estar necesariamente en el centro. Aquí intervienen por tanto motivaciones de orden teológico y pastoral, que en el estrecho espacio a nuestra disposición no podemos exponer. Nos limitamos a concluir citando de nuevo a Ratzinger: “En la oración no es necesario, es más, no es ni siquiera conveniente mirarse mutuamente; mucho menos al recibir la comunión. [...] En una aplicación exagerada y malentendida de la 'celebración de cara al pueblo', de hecho, se han quitado como norma general – incluso en la basílica de San Pedro en Roma – las Cruces del centro de los altares, para no obstaculizar la vista entre el celebrante y el pueblo. Pero la Cruz sobre el altar no es impedimento a la visión, sino más bien un punto de referencia común. Es una 'iconostasis' que permanece abierta, que no impide el recíproco ponerse en comunión, sino que hace de mediadora y que sin embargo significa para todos esa imagen que concentra y unifica nuestras miradas. Osaría incluso proponer la tesis de que la Cruz sobre el altar no es obstáculo, sino condición preliminar para la celebración versus populum. Con ello volvería a estar nuevamente clara también la distinción entre la liturgia de la Palabra y la plegaria eucarística. Mientras en la primera se trata de anuncio y por tanto de una inmediata relación recíproca, en la segunda se trata de adoración comunitaria en la que todos nosotros seguimos estando bajo la invitación: ¡Conversi ad Dominum – dirijámonos al Señor; convirtámonos al Señor!” (Teología de la Liturgia, p. 536).

viernes, 25 de marzo de 2011

Misa Tradicional en el Panteón de Roma






El pasado 19 de marzo, Solemnidad de San José, se celebró la Santa Misa tradicional en la iglesia de Santa María ad Martyres, el Panteón de Roma, en recuerdo de los antiguos reyes de Italia. El reverendo don Riccardo Petroni, sacerdote diocesano de Roma, ofició la Santa Misa en la Forma Extraordinaria del Rito Romano. Asistió el  Príncipe Amadeo de Saboya, Duque de Aosta.

Altar Católico en Jerez




Quinario de la Hermandad de la Coronación de Espinas de Jerez de la Frontera, nuevamente esta Hermandad vuelve a usar la cruz central y los seis candelabros en el altar, a ejemplo del Santo Padre.

Esplendor de la liturgia en la reapertura de la Parroquia Castrense de Cádiz






Esplendor litúrgico en la Santa Misa de Acción de Gracias, Novus Ordo, por la reapertura de la Iglesia Castrense Diocesana del Santo Ángel Custodio y por el XXV Aniversario de la Reorganización del Culto de Nuestra Señora de los Desamparados, el paso día 12 de marzo en Cádiz.

Cabe destacar el uso de ornamentos tradicionales, así como la cruz central y los seis candelabros en el altar, siguiendo las directrices de la catequesis Papal.

jueves, 24 de marzo de 2011

Altar Católico en Cádiz


Altar de cultos de la Hermandad de Humildad y Paciencia, de Cádiz, en la Parroquia de San Agustín. Nuevamente cruz central y seis candelabros, a ejemplo del Santo Padre.

Altar Católico en Sevilla


Altar de cultos de la Hermandad de la Sagrada resurrección de Sevilla. Destacamos la cruz central en el altar a ejemplo de la catequesis papal.

FILOLEFEBVRISTAS Y ABURRIMIENTO



Los ataques a la Tradición son contínuos, y ya no saben qué hacer para intentar desprestigiar a los que humildemente seguimos las directrices del Santo Padre. Una Voce Málaga se hace eco de una noticia aparecida en Religión en Libertad, que a partir de este momento no va a ser nunca más citada en nuestro blog, y mucho menos redireccionada con un link, por su crítica poco acertada, tachándonos de "filolefebvristas" por un artículo contra la beatificación de Juan Pablo II, aparecido en una página web que ni se conoce en España, y que en los blogs y webs que día a día traemos la información de actualidad no hemos citado nunca.

"Nos preguntan qué opinamos sobre el debate de los "filolefebvristas" en diversos blogs y francamente no nos interesa el tema porque nada tiene que ver con nosotros. Si hay a quien le sobra tiempo para -mientras el Papa levanta las excomuniones a los obispos lefebvristas- ponerse a justificar estas excomuniones, allá cada cual. El problema es que de estas polémicas artificiales derive un sensacionalismo "anti-tradición" que quizás a alguno convenga. Como muestra el deplorable titular de una página en principio seria como Religión en Libertad: "Tradicionalistas publican una declaración de reservas sobre la beatificación de Juan Pablo II". Entra uno en la noticia con alarma, creyendo que hay un tumulto en la sede de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei o que se ha levantado de la tumba el cardenal Siri, y resulta que es una estupidez de noticia. Cuatro gatos han firmado no se qué en una web de la que no habíamos oído hablar en la vida.
¿Se ha levantado la veda? pues eso parece."


miércoles, 23 de marzo de 2011

Misa Tradiconal en Castelldefels




El pasado 19 de marzo, fiesta de San José, se ofició la Santa Misa tradicional en la Parroquia de Santa María, en Castelldefels,  Diócesis de Sant Feliú (Barcelona). Ofició el reverendo don Antonio Fernández, Sacerdote diocesano. Asistieron más de un centenar de fieles. 

Imágenes de la Misa en Épila


Les mostramos este video conmmemorativo de la restauración del Templo Parroquial de Épila, Zaragoza, en el que salen imágenes de la Santa Misa Usus Antiquior oficiada por Mons. Ureña.

martes, 22 de marzo de 2011

Veterum Sapientia: magisterio olvidado


 Tomamos este artículo aparecido en  Fides et Ratio en Infócatólica, escrito por Isaac García Expósito.

Existe un magisterio que ha tenido una suerte desigual y que ha sido orillado, de manera escandalosa diría yo. Un magisterio desaparecido de los anaqueles de los obispados – si es que alguna vez estuvo -, olvidado, como si no fuera existido. La Veterum Sapientia de Juan XXIII es un ejemplo patente.
Sobre Juan XXIII pesa una imagen equivocada, la proyectada por los progresistas. En la construcción de este «muñeco de paja», se han tenido que obliterar documentos como la Veterum Sapientia, o imágenes como las que encabezo el artículo, donde se muestra al Papa, adorando la Cruz el Viernes de Paresceve, según los libros litúrgicos anteriores a la reforma vigente en ese tiempo, promulgada por su antecesor el Papa Pío XII.
La Veterum Sapientia era el documento que, según Romano Amerio, prefiguraría «la fisonomía cultural de la Iglesia del Concilio» (Iota Unum, 51). En pocas palabras podemos decir que, con la encíclica Veterum Sapientia, el Papa Juan XXIII pretendía un repliegue de la Iglesia sobre sus principios, sirviendo para su renovación. Con dicha Encíclica se afirma la continuidad interna de la cultura de la Iglesia, a través de las letras cristianas, que son griegas y romanas, y la continuidad externa, que engancha y recoge la sabiduría antigua.
De hecho, el pensamiento cristiano elabora el contenido de la Revelación, adhiriéndose igualmente al contenido revelado naturalmente mediante la luz de la razón creada. La verdad cristiana no sólo incluye la revelación, sino toda verdad humanamente alcanzable. Los filósofos medievales enseñarán que la cultura cristiana fue preparada y esperada, obedecialmente, por la sabiduría antigua; Santo Tomás de Aquino, lo sintetizará magistralmente, viniendo a decir que no hay contradicción entre la razón y la fe.
Bajo estos principios, la Veterum Sapientia desarrolla una praxis, donde establece la la ratio studiorium eclesiástica, fundándose sobre lo específico del clérigo y, en consecuencia, recobrando sustancialmente las enseñanzas tradicionales, especialmente en lo que concierne a las lenguas clásicas, latín y griego. De ahí que prescriba que las ciencias fundamentales, del curso teológico, como la dogmática y la moral, se impartan en latín, bajo manuales en latín, siendo apartados los profesores que no sepan latín, igual que Platón expulsó de su Academia a los que no sabían Geometría.
Culmina el Papa la encíclica, decretando la erección de un Instituto superior de la latinidad, con el objeto de formar latinistas para toda la Iglesia.
El documento fue llevado como el polvo por el viento. En la práctica quedó abrogado . Y no sólo por los progresistas. Porque, por desgracia, el estudio del latín y el griego se ha abandonado en la mayoría de los Seminarios, como ha pasado en las Facultades civiles de Filosofía. En este caso, tenemos el reverso de lo acaecido en las épocas pretéritas: si antes, el mundo civil se miraba en el espejo de la Iglesia, hoy la Iglesia ha abandonado su impronta cultural, como puede ser el estudio y cultivo de las lenguas clásicas y la Filosofía Clásica. Por ende, no se pueden hacer distinciones. Un breve paseo por cada una de los centros de estudios teológicos, servirá de ejemplo para contemplar el estado de ruina en el que nos encontramos.
Hoy, antes que estudiar a Platón, Aristóteles, Cicerón, Séneca o Plutarco, se prefiere «dialogar» con Sartre, Heidegger y Lyotard,, en vez de seguir el hilo que comunica a Platón con San Buenaventura, o Aristóteles con Santo Tomás de Aquino.
A pesar de que la Veterum Sapientia pertenece a esos documentos magisteriales caídos en el saco del olvido. No por todos. En esta humilde bitácora hacemos memoria de él.
Texto Veterum Sapientia: aquí

Conferencia en la Universidad de Bari: “Liturgia secularizada y derecho”, con el Card. Burke y Mons. Nicola Bux


Información de L'Occidentale, Mar-21-2011. Traducción al español de Secretum Meum Mihi.


En los próximos días estará en Puglia, por primera vez, el Cardenal Raymond Leo Burke, Prefecto del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica, es decir, el ministro de Justicia de la Santa Sede.

De hecho, en la mañana del Viernes 25 de Marzo, en el aula magna Aldo Moro de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Bari, el Cardenal Burke hará una disertación en el encuentro de estudio con el título emblemático: “Liturgia secularizada y derecho”, un simposio organizado por el Departamento Jurídico de las Instituciones, Administración y Libertad y por la Escuela Ecclesia Mater, asociación de laicos constituida también para dar visibilidad y actuación a las decisiones de Su Santidad el Papa Benedicto XVI en el campo litúrgico.

El encuentro, inaugurado por el Profesor Raffaele Coppola, director del Departamento, tendrá en el programa autorizadas intervenciones sobre el tema, moderadas por Domenico Castellaneta. El objetivo es el de despertar la atención sobre el “derecho litúrgico”, que después del Concilio Vaticano II parece haber estado completamente olvidado, causando una fuerte secularización de la liturgia y facilitando la realización de abusos en la Sacra y Divina Liturgia.

Partiendo del derecho de Dios a ser adorado como Él ha establecido, se evidencian también las normas en la base de los otros dos elementos inseparables de la liturgia: la música y el arte sacros, con la contribución de expertos musicólogos, arquitectos y teólogos.

La jornada concluirá con la intervención de Don Nicola Bux y, seguidamente, con la celebración de la Santa Misa, presidida por el Cardenal Burke, a las 18 horas en la Catedral de Bari.

lunes, 21 de marzo de 2011

Ordenación del nuevo Obispo de Tarazona




El día 19 de marzo, solemnidad de San José, a las 11 de la mañana en la Iglesia del Monasterio de Santa María de Veruela recibió la ordenación episcopal Mons. Eusebio Hernández Sola, OAR como obispo de la diócesis de Tarazona, conferida por Mons. Manuel Monteiro de Castro, Secretario de la Congregación de Obispos en Roma y antiguo Nuncio de Su Santidad en España al que acompañaron como consagrantes principales Mons. Renzo Fratini, Nuncio de Su Santidad en España y Mons. Francisco Cardenal Álvarez, Arzobispo emérito de Toledo. 

Podemos observar la disposición de la cruz central en el altar y los siete candelabros pontificales. Así mismo destacamos el uso de la tunicela ponifical usada por el nuevo Obispo.