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martes, 7 de junio de 2011

Interesante artículo sobre el Gloria en la Santa Misa


 Traemos un interesante artículo aparecido en el blog Sentire cum Ecclesia, escrito por el laico y profesor de Filosofía, estudiante de Teología en la Facultad de San Dámaso, Álvaro Menéndez, en el que reporta los abusos litúrgicos perpretados por ciertos sacerdotes. Este es un caso concreto que podría valer para cientos, lamentablemente....

"Allá vamos. Y ahora no me callo el lugar y el momento en el que la ocurrencia de un párroco me hace tragarme un sucedáneo de los textos que deben ser rezados en la Santa Misa. Ha sido hoy, 5 de junio de 2011, en la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen sita en Pozuelo de Alarcón (Madrid). Y me atrevo a decir el dónde y el cuándo porque, miren ustedes, ya estoy un poco cansado.

En el momento en el que todos debíamos rezar el Gloria les ha sido permitido a los adolescentes-cantores-guitarreros sustituir esta milenaria oración −cuyo origen se remonta muy posiblemente a los siglos II-III d.C.− por un canto ñoño y carente de fundamento, dividido en tres estrofas, cada una de ellas dedicada, respectivamente, al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo (y alguno dirá: "¡menos mal!"). Bien, y me pregunto: ¿qué derecho tiene nadie, sea ministro ordenado o no, para quitar, poner, variar y desvariar arbitrariamente los elementos de la celebración litúrgica de la Iglesia? Hablo de aquellos elementos para los cuales no hay "libertad creativa", evidentemente, pues hay otros momentos en los que hay lugar para cierta creatividad −creatividad en la fidelidad−. Así, por traer un ejemplo, como cuando la Ordenación General del Misal Romano (=OGMR) [1] afirma (la negrita es mía):
«Terminada la oración colecta, todos se sientan. El sacerdote puede introducir a los fieles en la liturgia de la palabra con brevísimas palabras [...]» OGMR, 128.
Y, respecto a la oración Gloria a Dios en el Cielo, ¿qué dice la OGMR? Veamos (de nuevo, la negrita es mía):

«El Gloria es un himno antiquísimo y venerable con el que la Iglesia, congregada en el Espíritu Santo, glorifica a Dios Padre y al Cordero y le presenta sus súplicas. El texto de este himno no puede cambiarse por otro. Lo entona el sacerdote o, según los casos, el cantor o el coro, y lo cantan o todos juntos o el pueblo alternando con los cantores, o sólo la schola. Si no se canta, al menos lo han de recitar todos, o juntos a dos coros que se responden alternativamente.
Se canta o se recita los domingos, fuera de los tiempos de Adviento y de Cuaresma, en las solemnidades y en las fiestas y en algunas peculiares celebraciones más solemnes» OGMR, 53.
 
Por último, para quien quiera profundizar en el origen histórico de este himno, remito al siguiente artículo de estudio. Allí son citados Jungmann, Vagaggini, Baumann, Righetti, Martimort... Vamos, la crema y nata de los estudios litúrgicos. Espero que mi querido párroco se empalague con tan deliciosa crema.

NOTA
[1] De la OGMR cito siempre la traducción española de la Editio typica tertia Missalis Romani, 2002".

Fuente: Sentire cum Ecclesia

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