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viernes, 14 de enero de 2011

Habla Don Massimo Sbicego, el sacerdote Vicentino pasado a la FSSPX



Traemos aquí nuestra traducción de este artículo aparecido en la web hermana Messa in Latino.
 
Don Massimo Sbicego, el párroco vicentino que ha entrado a formar parte de la Sociedad de San Pío X, ha tenido la amabilidad de remitirnos una copia de la carta enviada a sus antiguos feligreses, y también de las cartas con la que explicó su decisión a la Curia de Vicenza. Cuál es la opinión personal acerca de la decisión, dolorosa y deliberada, del sacerdote, creo que es muy apreciable su tono amable y respetuoso a las autoridades diocesanas y a los feligreses,  acompañado de la justa  firmeza y claridad sobre las cuestiones doctrinales y litúrgicas que lo han llevado a dar este gran paso. 

Enrico



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  11 de enero 2011
Queridos fieles,
 
Creo que es apropiado, después de unos días, fuera de la reserva que ha caracterizado mi partida: en primer lugar lamento no haberos saludado personalmente testimoniando el aprecio que tengo hacia vosotros.
La decisión de entrar en la Sociedad de San Pío X, junto con las motivaciones que la impulsan, no es de hoy: hace dos años hablé con Mons. Nosiglia, entonces Obispo de Vicenza, para obtener el permiso de pasar un año "sabático" en una casa de dicho Instituto.
A mediados de diciembre que nuevamente me manifesté abierta y francamente acerca de mi decisión con Monseñor Furian; el Aministrador Diocesano me recibió y escuchó con la mayor benevolencia expresandome el deseo de que  dejase gestionar a la autoridad diocesana la tarea de dar explicaciones. Esta intención se me manifestó más tarde a mí también por el Vicario Foráneo. La solicitud parecía razonable y acogerla me parecía que era un signo de buena voluntad para con mis superiores que tenía la intención de dejar libre para manejar mejor la situación que se creó: me he ido tan en silencio, sin embargo, con el fin de evitar vuestra participación directa en este delicado asunto de conciencia. Eso es todo.
 

Lo que encontrarán a continuación es la misma carta y el billete de acompañamiento, que envié a Monseñor. Furian, después de nuestra reunión personal a mediados de diciembre; son textos que expresan no sólo la conciencia de una situación eclesial, sino también la interioridad de mi persona.

Agradezco a todos aquellos que en los últimos días me han expresado su cercanía;  Os saludo con afecto y pido al Señor que os bendiga.

Don Massimo

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  Pedemonte, 21 de diciembre de 2010
 Estimado don Ludovico,

Muchas gracias por el paterno coloquio del 14 de diciembre y por tu última carta; en la que he sentido el vivo aprecio, la comprensión, y la humanidad que es mutua.

La elección de la Sociedad de San Pío X, así como la opción de conciencia, se basa en profundas creencias doctrinales, una búsqueda de la Verdad, que es Nuestro Señor, que me han interrogado, a veces inquietado,  durante años para poner en discusión el Ministerio recibido. En la fraternidad he encontrado el significado más profundo del sacerdocio católico tanto que me atrevo a decir: "a muchos les parecerá que yo he abandonado la Diócesis, como Católico, vuelvo a casa". 
Don Massimo

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A Mons. Ludovico Furian
Administrador Diocesano

Voy a escribir estas pocas líneas para dar razones de una elección que es una elección de conciencia, de fe, y sobre todo de coherencia con la llamada de Nuestro Señor al sacerdocio y con el ideal sacerdotal.

 A menudo a nosotros los Sacerdotes nos preguntan si habemos encontrado a Jesús; yo hoy puedo decir: "¡Sí! Yo lo he encontrado". Lo he encontrado a los pies de una cruz que colgaba sobre un viejo altar, mientras ofrecía la Víctima Santa e Inmaculada, por mis pecados, por los que estuvieron presentes en la Santa Misa, por todos los fieles cristianos vivos y difuntos. Lo he encontrado a través de un rito litúrgico, el mismo de siempre, aquel que el Santo Padre quiere revalorizar a pesar de mil obstáculos, que significa mucho más que una ceremonia exterior: que hace que esté realmente el Calvario y el Sacrificio de la cruz en mis manos, en un modo misterioso pero está claro que me hace sentir y estar unido a Cristo, especialmente por el deseo de imitarlo como sacerdote, pastor y también como víctima de alguna manera, ofreciendo mis cruces diarias en unión con Él.

Celebrando el Santo Sacrificio el Señor mismo ha despertado en mí una semilla latente, casi asfixiado por la pastoral y por el "giro antropológico", la semilla de su llamada al sacerdocio: "te quiero para  Mí para la salvación de las almas" es la idea que mana del Santo Sacrificio de la Misa, la única, la Santa Misa de todos los tiempos. Misa de siempre. Para mí es increíble e insoportable que la Santa Misa, el corazón vivo y respiración de la Gracia en la Iglesia, sea examinada por quienes la consideran "aburrida", que sienten la exigencia de "considerar la forma de mejorar los signos" de una manera creativa, con lo que de la vida y del sacrificio Nuestro Señor tiene poco o nada que ver. Por otro lado me doy cuenta de que este problema está relacionado con el carácter relajado del Novus Ordo: la cena si no es atractiva, alegre, emocionante,  es llamada inoportuna; y creo que el verdadero riesgo consiste en construir una iglesia y una celebración de adolescentes, dirigida a "participar" en lugar de "santificar".

Una voz autorizada habló de "apostasía silenciosa": esto he experimentado que se difunde entre nuestros niños y jóvenes en la enseñanza media y superior, encontrándolo en la parroquia en vez de en la calle; creo que esto se deriva de asumir  la mente inconsciente del mundo contemporáneo con su egoísmo, la falta de espíritu de sacrificio, de la mortificación, la negación o la ignorancia de lo sobrenatural, el relativismo religioso y ético, etc.  El punto dolens sin embargo es que los cursos de catecismo, los grupos, el IRC, favorecen todo esto, donde la doctrina católica se ha olvidado, no enseñada, y a veces incluso ridiculizada en favor de la "dimensión humana" que nunca llegan al punto de: desarrollar una elección consciente e incondicional de fe  y de vida Católica. 

En esto la Santa Misa Tridentina impone, con la fuerza de la Gracia y de la Tradición, una misa en discusión con nuestra indiferencia, una reforma personal de vida, unida a una eclesiología sensata donde los fieles  sigeuen su lucha en el mundo, en el trabajo, en familia, en el deporte, descubriendo que el mundo no los ama porque  son de Cristo y de la Iglesia Católica; los Sacerdotes se dedican a Dios, en la oración en el apostolado, para sostener, exortar, para madurar, dando la Gracia sacramental que es Cristo mismo. 

Una lucha pacífica, no pacifista, ciertamente no de "perfil bajo"; siento la urgencia de una Iglesia que tiene el valor de la verdad, de darla hoy, porque la Doctrina no es de su propiedad pero representa el Buen Depósito que Cristo le ha dado: la Unicidad de la Salvación de Nuestro Señor; el sentido de la vida orientada a los Novísimos; el sentido del Sacrificio de Cristo del cual cada uno puede recibir la Gracia que salva; el sentido de compromiso serio, hecho de ascetismo y de caridad que el Señor retribuirá en el momento oportuno; el sentido de la Presencia Verdadera, Real de Cristo en la Hostia; el sentido de la Esperanza para todos los crucificados de la historia porque Cristo ha sido el primero de ellos y continúa siéndolo cotidianamente en el Altar; el sentido de una iglesia que todavía puede enseñar a los jóvenes a arrodillarse para rezar el Santo Rosario; el sentido de una Palabra al servicio del Santo Sacrificio;  una Palabra iluminada por la Tradición constante en lugar de abandonarla a las interpretaciones actuales, efímeras, al "magisterio" subjetivas, en lugar de lo improbable que el xegeta de,  formula en contra del Magisterio de la Iglesia.

Cuánto me  hace pensar el pasaje de San Pablo: "Vendrá el día, infausto,  en que no se soportará la sana doctrina, pero por la comezón de oír cualquier cosa, los hombres se rodean de maestros para satisfacer sus propios deseos, negándose a escuchar la verdad para volverse a las fábulas" ... y cuánta confusión siento, cuánta banalidad,  cuántos disparates, cuantá "teología" a la carta.

Hoy estoy presto para seguir a nuestro Señor, tal vez más que cuando fui ordenado hace diez años, porque veo la historia que Él ha hecho conmigo; aunque triste que tantos hermanos, también recientemente, han dejado el ministerio, con un poco de nostalgia de la Diócesis que sigo queriendo y a la que sigo muy unido, hoy decido continuar mi vida de consagración, donde Él está presente con Verdad, Fe, Doctrina, Esperanza por un futuro de reconstrucción de la Iglesia: la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X.

Pido humildemente a un hombre sencillo, de una sonrisa sincera, un Obispo de una altura enorme, Mons. Bernard Fellay, de acogerme en la lucha contra la demolición de la Iglesia, para que Cristo resurja de nuevo en los corazones y la sociedad.

Con la presente donde pido la dimisión como Párroco de la unidad  pastoral  del Alto Valdalisco, al mediodía del 30 de diciembre, orando por usted, Mons. Vicario, pidiéndole que proporcione cuidado pastoral a mis amados los feligreses.

"Me quedé allí hasta que yo di mi corazón y yo traté de transmitir un poco de la fe católica, sin embargo, sin la Misa de todos los tiempos, la Tridentina, el cielo está cerrado y el resultado es inevitable". ( M. Devies, "La reforma litúrgica Anglicana").

Convencido del respeto mutuo por una decisión de conciencia tan trabajada y de la mutua oración para que nos une a la Única Iglesia Católica, ruego al Señor que: "Corpus Domini nostri Iesu Christi custodiat animam nostram in vitam æternam " ("El Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo guarde nuestras almas para la vida eterna").

Pedemonte, 14 dicembre 2010

con confianza
Don Massimo Sbicego

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