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viernes, 25 de mayo de 2012
Un sacerdote de Ciudad Real defiende la ordenación de mujeres, en clara oposición con el Magisterio
El párroco de la Parroquia de San Juan Bautista de la Concepción de La Solana (el de la foto, aunque no lo parezca), de nuestra Diócesis-Priorato de Ciudad Real, ha manifestado su posición favorable sobre la ordenación de mujeres ( si públicamente afirma esto, no queremos pensar qué ideología posee en su fuero interno). Un caso que lamentablemete en nuestra diócesis no es la única tesis herética que campa entre el clero diocesano, manifestación de su marcada secularización y sentimeinto filo-protestante. Esperamos una respuesta contundente de nuestro Obispo-Prior, como se le exige al sucesor de los Apóstoles en defensa de la ortodoxia católica, ante una posición pública de un sacerdote en contradicción expresa con el magisterio ordinario y universal infalible de la Iglesia sobre esta cuestión.
Para el sacerdote Manuel Infante,que ofreció una charla sobre la participación de las mujeres en la Biblia en la sede de la Asociación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural, el dominio del hombre en el control de la iglesia es un hecho “la iglesia siempre ha sido muy masculina y hemos decidido los varones”. En este sentido, puso como ejemplo el de una amiga que, en tono irónico, le decía que la autoridad en la iglesia la tienen los hombres mientras ellas hacen lo verdaderamente importante. Y añadió que “el 99 por ciento de los formadores en la fe son mujeres; nosotros los curas salimos en la foto pero el peso de la comunidad lo llevan ellas”.
En cuanto al sacerdocio femenino, Manuel Infante no tuvo inconveniente en posicionarse a favor. Entre sus argumentos está el que “no he encontrado razones teológicas profundas para pensar que una mujer no tiene cualidades o capacidad para ser sacerdote”. Y añadió que si ejercer ese ministerio “es un don de Dios, los dones de Dios no tienen género ni sexo”. Terminó admitiendo que “de momento está difícil, pero llegará”.
Lo cierto es que la Iglesia Católica ya se ha pronunciado sobre esa cuestión de forma definitiva e infalible por medio de su magisterio ordinario. En el año 1976 la Congregación para la Doctrina de la Fe publicó la declaración "Inter insigniores" en la que se explicaba todas las razones teológicas que llevan a la Iglesia a no aceptar la ordenación sacerdotal de las mujeres.
Posteriormente, en el año 1994, el Papa Juan Pablo II publicó la carta apostólica "Ordinatio sacerdotalis", que concluía con la siguiente declaración solemne:
"Por tanto, con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc 22,32), declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia".
A pesar de la claridad y la contundencia del magisterio pontificio, un grupo de fieles elevaron a la Congregación para la Doctrina de la Fe una pregunta sobre "si la doctrina que debe mantenerse de manera definitiva, según la cual la Iglesia no tiene facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres propuesta en la Carta Apostólica Ordinatio sacerdotalis,se ha de entender como perteneciente al depósito de la fe". La respuesta fue igualmente clarificadora:
Sí.
Esta doctrina exige un asentimiento definitivo, puesto que, basada en la Palabra de Dios escrita y constantemente conservada y aplicada en la Tradición de la Iglesia desde el principio, ha sido propuesta infaliblemente por el Magisterio ordinario y universal (cf. Lumen gentium, 25,2). Por consiguiente, en las presentes circunstancias, el Sumo Pontífice, al ejercer su ministerio de confirmar en la fe a sus hermanos (cf. Lc 22,32), ha propuesto la misma doctrina con una declaración formal, afirmando explícitamente lo que siempre, en todas partes y por todos los fieles se debe mantener, en cuanto perteneciente al depósito de la fe.
El Sumo Pontífice Juan Pablo II, durante la Audiencia concedida al infrascrito Cardenal Prefecto, ha aprobado la presente Respuesta, decidida en la Reunión ordinaria de esta Congregación, y ha ordenado su publicación.
Roma, en la sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 28 de octubre de 1995, en la fiesta de los Santos Simón y Judas.
Joseph Card. Ratzinger
Prefecto
Infocatólica
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