Lo que hoy no pocos obispos y sacerdotes modernistas ven como un síntoma de desequilibrio en los niños (si se estudiasen a ellos mismos...), el Santo Padre lo realizaba cuando niño con su hermano. Jugaban a oficiar misa, lo que para mí demuestra una clara salud de alma, y de celo por la liturgia desde pequeños, para otros es una atrocidad (pero luego hacen circos en sus misas).
En una entrevista reciente Mons. Ratzinger revela este dato enternecedor:
"entre los juegos más frecuentes había juegos espirituales, nosotros lo llamábamos el “juego del párroco” y lo hacíamos nosotros dos, nuestra hermana no participaba. Se celebra la misa y teníamos casullas hechas por la costurera de mamá precisamente para nosotros. Y por turno éramos el celebrante o el monaguillo."
Ojalá los niños de hoy día siguiesen jugando a celebrar la misa, pero lamentablemente con el cambio de la sociedad, y la manifiesta modernidad de algunos sacerdotes que los pocos que lo hacen los hacen ver como bichos raros, y les exhortan a palmotear en misa...
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