domingo, 13 de febrero de 2011

La adoración hacia Oriente



Traemos aquí el interesante y enriquecedor artículo titulado "La adoración hacia Oriente" en la Expositio Fidei de San Juan Damasceno, publicado en la fantástica web Lex Orandi, y escrito por el liturgista Salvador Aguilera. Pueden leer el artículo íntegramente aquí. Les ofrezco una parte del mismo que recoge un fragmento de Expositio Fidei escrita en el siglo VIII por San Juan Damasceno:

En el Libro IV, nº 12, dice así:

"No por simpleza, no por casualidad adoramos hacia el lado de oriente. Por el contrario, prestamos una doble adoración al Creador ya que estamos compuestos a partir de lo visible y lo invisible, esto es, a partir de los intelectual y lo sensible. Así como salmodiamos con la mente y con los labios del cuerpo, también somos bautizados con agua y con Espíritu. Percibimos, pues, de un modo doble al Señor: participamos de los sacramentos y de la gracia del Espíritu Santo.
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Puesto que Dios es luz intelectual (1 Jn 1, 5) y Cristo es llamado en las Escrituras sol de justicia (Ml 3, 20) y oriente (Za 6, 12; Lc 1, 78), por eso el oriente es el punto de referencia para la adoración. Todo lo bueno debe ser atribuido a Dios, por el cual todo bien es hecho bueno. Además dice el divino David: ¡Reinos de la tierra, cantad a Dios, salmodiad al Señor, a aquél que cabalga sobre los cielos de los cielos en el oriente! (Sal 67, 33-34).

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Y aún dice la Escritura: Plantó el Señor un paraiso en el Edén, al oriente. Allí puso al hombre que había formado (Gn 2, 8). Al hombre, una vez que hubo pecado, lo expulsó y lo envió a habitar frente al paraíso de las delicias (Gn 3, 24): es obvio que habla del occidente. Así pues, tratamos de conseguir la antigua patria, y fijamos los ojos en ella, cuando adoramos a Dios.
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También la tienda de Moisés tenía el velo y el propiciatorio al oriente (cf. Ex 26, 33-34). Además la tribu de Judá, en cuanto era la más noble, levantaba (su campamento) al oriente (cf. Nm 2, 3). Asimismo, en el famoso templo de Salomón, la puerta del Señor estuvo al oriente.´

Por otra parte, también el Señor crucificado veía hacia el occidente, por tanto, cuando adoramos, fijamos los ojos en él. Cuando ascendió, subió hacia el oriente: así lo adoraron los apóstoles, y así vendrá, en la dirección que le vieron marcharse al cielo (cf. Hch 1, 11). Como dijo el mismo Señor: Como el relámpago sale por oriente y brilla hasta occidente, así será la venida del Hijo del hombre (Mt 24, 27).´

Así pues aguardamos a éste cuando adoramos hacia el oriente. Esta Tradición de los Apóstoles (el adorar hacia oriente) no está escrita, pues nos transmitieron muchas cosas sin ponerlas por escrito".

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