Ite ad Ioseph!
Salve José amante y tierno Padre,
salve guardián de nuestro Redentor,
esposo fiel de su bendita Madre
y salvador del mismo Salvador.
Al buen Jesús, pudiste ver sin velo
y sobre ti, sus miembros reclinó.
Al hacedor de tierra, mar y cielo
con cuanto amor, besaste y te besó.
Ninguno fue por Dios tan encumbrado
Ninguno fue por Dios tan encumbrado
cual tu José lo fuiste del Señor.
Tú de Jesús has sido el más amado
Oh fiel guardián de nuestro Redentor.
Dichoso aquel, José que tú proteges
Dichoso aquel, José que tú proteges
y el que con fe te invoca en la aflicción.
Oh fiel guardián, jamás, jamás nos dejes
sin tu favor, amparo y protección.
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