viernes, 25 de noviembre de 2011

Entrevista al autor de "Summorum Pontificum. ¿un problema o una riqueza?"



Entrevista de Paix Liturgique con el P. Manuel María de Jesús (Manuel Folgar), fundador de la Fraternidad de Cristo Sacerdote y Santa María Reina, autor del libro “Summorum Pontificum, ¿un problema o una riqueza?”.


UN SACERDOTE ESPAÑOL AL SERVICIO DEL MOTU PROPRIO

Hace unos meses se publicó en España un pequeño libro titulado "Motu Proprio Summorum Pontificum, ¿problema o riqueza?”, escrito por el superior de la Fraternidad de Cristo Sacerdote y Santa María Reina, Padre Manuel María de Jesús. La obra fue traducida de inmediato al portugués, lo que prueba el interés que suscita en la península ibérica. En efecto, este libro, editado por cuenta del autor, va a lo esencial y rompe el gran silencio que envuelve, tanto en España como en Portugal, la liberación de la misa tradicional efectuada por Benedicto XVI. Las encuestas encargadas por Paix Liturgique en dichos países evaluaron ese gran silencio: en Portugal, según el sondeo Harris Interactive de 2010, el 74% de los católicos nunca habían oído hablar del Motu Proprio; en España, según el sondeo Ipsos de 2011, esa cifra subía al 81,7%.

Dado lo meritorio que resulta la obra del Padre Manuel, les proponemos descubrir en la siguiente entrevista, el espíritu que lo anima, profundamente preocupado en obedecer al Santo Padre y lleno de alegría y gratitud por el descubrimiento de la liturgia tradicional.

-Padre Manuel, ¿podría presentarse a nuestros lectores?

Padre Manuel: Mi nombre es Manuel Folgar Otero (P. Manuel María de Jesús). Fui ordenado como sacerdote en el año 1988 en la diócesis de Santiago de Compostela. Allí ejercí como sacerdote diocesano las funciones de Vicario Parroquial en la parroquia de San José de la ciudad de Pontevedra (10 años); Capellán de Sanatorios (9 años); Director de la Curia de la Legión de María y Director espiritual de una Sección de la Adoración Nocturna Femenina. A lo largo de doce años ejercí como Profesor de Religión en diversos Institutos de Enseñanza Secundaria. También fui Administrador Parroquial en varias parroquias rurales, las cuales atendí pastoralmente a lo largo de los últimos 15 años. Fundador de la Asociación Privada de fieles: Fraternidad de Cristo Sacerdote y Santa María Reina y Cofundador del Instituto Religioso en formación: Misioneras de la Fraternidad de Cristo Sacerdote y Santa María Reina. Desde el año 2009 soy Superior de la Asociación Pública Clerical -Instituto Religioso en formación-: Hermanos de la Fraternidad de Cristo Sacerdote y Santa María Reina, cuya Comunidad está establecida en la ciudad de Toledo (España).

-¿Cuál es su experiencia de la forma extraordinaria del rito romano y el lugar que tiene el Motu Proprio Summorum Pontificum en su vida de sacerdote?

Padre Manuel: Dada mi edad, nací en el año 1962, no tengo recuerdo alguno respecto a la Misa Tradicional durante los años de mi infancia y mucho menos durante mi juventud y posteriormente. La primera vez que asistí a una celebración de la Santa Misa en lo que ahora se llama el uso extraordinario fue después del año 2000. Anteriormente nunca había asistido, ni tan siquiera la había visto celebrar en vídeo o en televisión. Fue a partir del año 2004 0 2005 que comencé a conocer la Liturgia Tradicional por mis visitas al monasterio francés de Le Barroux . También a raíz de una visita al Seminario internacional del Instituto Cristo Rey en Griciliano, coincidiendo allí con la visita del Cardenal Cañizares a primeros de julio del año 2007 en que ordenó nuevos sacerdotes. Pero, sobre todo fue a partir del año 2007, a raíz de la publicación del Motu Proprio, que comencé a celebrar de manera asidua conforme al uso extraordinario. En Octubre de ese mismo año en una audiencia inolvidable para nosotros nos animó mucho a seguir adelante el Cardenal Don Darío Castrillón que era Presidente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei. Hoy en día el uso extraordinario es el propio de nuestra comunidad, tal y como está recogido en nuestras Constituciones.

Mi experiencia es muy positiva y hasta puedo decir que en cierto sentido apasionante. El itinerario del descubrimiento de ese tesoro maravilloso que permanecía escondido lo realicé en compañía de los Hermanos de mi comunidad, pero también en compañía de mis propios feligreses. Para los mayores fue un redescubrimiento y para los más jóvenes toda una novedad. En mis parroquias jamás encontré la más mínima animadversión o resistencia hacia la Misa Tradicional. A alguno podría parecerle increíble, pero ha sido así. Mis feligreses, junto conmigo, vivimos en carne propia aquella experiencia que narra el santo evangelio en la que el padre de familia saca del arcón familiar lo nuevo y lo antiguo. Ese padre de familia fue para nosotros Su Santidad Benedicto XVI que nos mostró y puso a nuestra disposición ese maravilloso tesoro, a la vez antiguo y siempre nuevo, que es la Liturgia bimilenaria de la Iglesia, auténtico monumento de fe y de piedad.

En mi vida de sacerdote ha supuesto un increíble enriquecimiento en todos los sentidos: doctrinal, vida de piedad, identificación con Cristo Sacerdote y Víctima, etc. En muchísimos aspectos que ahora no cabe profundizar. Sin embargo considero oportuno despejar un error. Hay quienes reconocen que la Liturgia Tradicional puede enriquecer al sacerdote que la celebra, pero sería perjudicial para los fieles en el sentido de empobrecerlos espiritualmente, pues su participación y su grado de “comprensión” quedarían muy mermados cuando no totalmente anulados. Humildemente he de decir que esa no es mi experiencia, sino todo lo contrario. La celebración de la Liturgia Tradicional obliga al sacerdote a un mayor cuidado pastoral de los fieles en el sentido de una mayor dedicación a su formación doctrinal y espiritual. Una formación permanente de los fieles, enseñándoles en qué consiste la verdadera actuosa participatio -disposición interior de unirse con Cristo Víctima por medio del sacerdote que como ministro de Cristo y de la Iglesia renueva y ofrece el Santo Sacrificio- y promoviendo la misma. Una mayor dedicación a su formación litúrgica y mistagógica.

-¿Con qué derecho y en base a qué podemos nosotros minusvalorar la capacidad de los fieles para participar dignamente y con fruto en la liturgia bimilenaria de la Iglesia?

Hay fieles de muy bajo nivel cultural y de ambientes muy sencillos que podrían dar clase a muchos que se consideran ilustrados. Fieles que conocen al dedillo los contenidos de la fe y que viven con asombrosa profundidad el misterio eucarístico por su profunda unión con Cristo Sacerdote, sacando de su participación en el Santo Sacrificio la fuerza y la inspiración para luego en el acontecer de su vida diaria ofrecerse como hostias vivas, santas y gratas a Dios. Y nunca han ido a una Facultad de Teología.

Hoy los fieles, gracias a Dios, saben leer y pueden seguir los textos de la Santa Misa en sus misales, para así asociarse más perfectamente a las oraciones de la Sagrada Liturgia. Esto exige una mayor concentración y atención que la de quienes se limitan a escuchar.

Detrás de muchas objeciones hay más ideología que razones fundadas.

-En la introducción, usted ofrece como justificación para su libro el desconocimiento por parte de los sacerdotes españoles, y aún más de los fieles, del texto del Motu Proprio. Entonces usted no estará sorprendido con el resultado del sondeo realizado por la Ipsos comisionada por Paix Liturgique en las vísperas de la JMJ, el cual muestra que el 69,5% de los fieles practicantes españoles jamás han oído hablar del MP? 

No estoy en absoluto sorprendido. Es más, el porcentaje que ofrece la encuesta me parecería incluso más bajo que el porcentaje real. Estoy convencido que la inmensa mayoría de los fieles no han oído hablar del Motu Proprio. Y en ese mismo sentido muchos de los fieles y de los sacerdotes a los que les suena el tema no conocen el contenido del MP. Se lee muy poco. La idea predominante, totalmente deformada, es que el Papa ha permitido la Misa en latín para los seguidores de Monseñor Lefebvre y punto. No son pocos los que se encargan de difundir este equívoco con la finalidad de poner sordina a las enseñanzas del Papa y minusvalorar la trascendencia del Motu Proprio, que dicho sea de paso tiene carácter de ley para la Iglesia universal. Por lo tanto promulga verdaderos derechos y deberes que han de ser respetados por todos.

Tristemente no son pocos los que se quedan únicamente con los titulares sensacionalistas - y que a menudo distorsionan la realidad y los contenidos verdaderos- que ofrecen algunos medios.

-Su libro, su contenido y su forma ahí están para confirmarlo, tiene pues como principal objetivo dar a conocer mejor el texto del MP y la voluntad del Papa en materia de liturgia. ¿Cuál ha sido su acogida en España?

Hemos hecho cuanto hemos podido. La acogida ha sido muy buena por parte de aquellos a los que hemos podido llegar y que dadas nuestras posibilidades no han sido muchos. Lo hemos editado nosotros mismos y no hemos tenido más medio de difusión que un par de páginas web y contactos a nivel personal.

Para un tema como este no puedes contar con ninguna editorial católica. No les interesa, no va con ellos… Piense que el mismo libro de Monseñor Schneider, Dominus Est ,fabuloso, y que dicen que gustó mucho a Benedicto XVI, se ofreció a distintas editoriales de lengua española por un precio irrisorio respecto a los derechos de autor y en aquel momento nadie quiso publicarlo; no sé ahora… Y hablamos de editoriales católicas, algunas de ellas con fama de “conservadoras”. Una vez más, la ideología se impone. Parece como si a algunos les conviniese que la gente no sepa muchas cosas, que la gente no piense libremente, que todos se sometan a los dictados del establishmen dominante. Es una pena, pero tristemente es así. Benedicto XVI ha denunciado repetidamente la dictadura del relativismo. Pues también podríamos hablar, sin lugar a dudas, de la existencia de una dictadura del pensamiento único que está presente y es muy poderosa en algunos círculos.

¿Por qué algunos manifiestan tanto miedo a que la gente conozca, experimente y decida? ¿No se viene proclamando desde hace ya muchos años la “mayoría de edad” de los laicos? Pues déjeseles decidir y no se pongan palos en las ruedas a las decisiones del Santo Padre.

-En el capítulo 9, usted insiste en la necesidad de unidad de las iglesias locales con Roma. Hasta ahora un solo prelado español, Monseñor Ureña Pastor, ha celebrado la forma extraordinaria en su propia diócesis; ¿será que podemos esperar que en breve su ejemplo sea seguido por muchos obispos?

Por estas fechas parece ser que ya ha habido otros dos obispos españoles que han celebrado conforme al uso extraordinario con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, donde por cierto el uso extraordinario ha sido como un apéndice casi invisible. No se ha anunciado ni se le ha dado cobertura. Se han enterado poco más que aquellos que ya de antemano sabían que iban a participar en dichas celebraciones porque formaban parte de grupos ligados al uso extraordinario. Desconozco de quien es la responsabilidad de esto y tampoco me atribuyo el derecho a pensar que se haya hecho con mala fe.

No creo que en breve haya obispos que celebren la Misa Tradicional en sus diócesis, entre otras cosas porque no existe demanda por parte de un número significativo de fieles, religiosos y sacerdotes. Todavía hay sacerdotes que no se atreven ni a aprender ni a celebrar, según ellos mismos dicen, por miedo a la incomprensión y a la crítica… En España estamos viviendo todavía la “etapa Nicodemo”: aprender a celebrar sin ser visto y sin que se sepa…

Contra hechos no caben argumentos y los hechos nos dicen que habrán de ser los fieles y los sacerdotes más convencidos y decididos quienes hayan de abrir brecha en este campo. Desconozco el pensamiento del Santo Padre, pero precisamente con el Motu Proprio parece quedar patente que el Papa ha desligado el tema de la decisión arbitraria de los obispos en este campo. Permanentemente en los últimos años desde Roma se insiste en el “derecho de los fieles” a participar en la Liturgia Tradicional y no del derecho de los Obispos a autorizarla o desautorizarla. La autoridad más alta en materia litúrgica es el Papa y ha sido Benedicto XVI quien ha promulgado el Motu Proprio y de paso ha aprovechado para recordar que la Misa Tradicional nunca estuvo oficialmente prohibida. Esto nos hace pensar que allí donde efectivamente se prohibió se hizo contra derecho.

Las iglesias locales están llamadas a vivir en comunión afectiva y efectiva con la Iglesia madre de Roma. Esta comunión se expresa y manifiesta de manera excelente en la práctica litúrgica. Ciertamente en cada diócesis el Obispo es el máximo responsable de la Liturgia, oficio que ha de desempeñar en perfecta comunión y sintonía con las disposiciones de la Sede Apostólica. Es por esto mismo que el Motu Proprio no disminuye en nada la autoridad de los Obispos.

Otra barbaridad monumental consiste en afirmar que la coexistencia de varios usos litúrgicos pone en peligro la comunión eclesial. Esa argumentación se desmonta rápidamente desde el punto de vista histórico y desde la realidad concreta. Ahí está la riqueza de los distintos ritos litúrgicos orientales y latinos. ¿Se puede afirmar con seriedad que tal variedad pone en peligro la unidad de la Iglesia? Sin embargo la unidad de la Iglesia es atacada cuando se niegan las verdades de fe, cuando se contesta el Magisterio, cuando se desobedece al Vicario de Cristo, o cuando alguien se adueña de la Liturgia como si fuese algo propio, “fabricándola” al margen de las leyes de la Iglesia.

Por otra parte hay Obispos que argumentan que en realidad no hay un número consistente de fieles que les soliciten la celebración del Uso extraordinario. Es verdad. Pero también es verdad que no se puede solicitar aquello que se desconoce. Hoy todavía muchos desconocen la misma existencia del uso extraordinario y por lo tanto no pueden opinar ni decidir libremente.

-Volviendo al sondeo Ipsos comisionado por Paix Liturgique, ¿qué le sugiere el número de 50,4% de los practicantes que se declaran dispuestos a asistir, por lo menos una vez por mes, a la forma extraordinaria, en el caso de que la misma sea celebrada en su parroquia sin sustituir la forma ordinaria? 

No me sorprende en absoluto. Incluso creo que el porcentaje de asistencia sería mayor, pues yo he observado que allí donde se ha celebrado el uso extraordinario, ¡después de 40 años!, los fieles han quedado maravillados y han expresado su deseo de poder asistir más veces. No comprenden porque un tesoro semejante se tiene escondido y cerrado bajo siete llaves. Y hablo de fieles de todas las edades. Por ejemplo, es muy curioso constatar como el uso extraordinario a los más pequeños les encanta. La Misa Tradicional tiene un atractivo muy especial para los monaguillos. También para los jóvenes, quienes tienen una particular sensibilidad y apertura hacia la belleza, el sentido del misterio, la adoración, y el silencio contemplativo.

He de decir también que se impone la necesidad de una formación previa, una verdadera catequesis litúrgica para redescubrir toda la riqueza simbólica, doctrinal y espiritual que el rito posee. Los fieles quedan encantados.

¿Una palabra para concluir?

Padre Manuel: Doy las gracias a Paix Liturgique por esta entrevista. Como su mismo nombre indica se trata de alcanzar la paz litúrgica y sobre todo la paz de los corazones, fruto de la justicia. ¡Y es de justicia respetar los derechos de los fieles así como otorgar a la Liturgia Tradicional el puesto que le corresponde! Así lo expresa nuestro amadísimo Papa Benedicto XVI en la Carta a los Obispos que acompaña el Motu Proprio Summorum Pontificum: “Lo que para las generaciones anteriores era sagrado, también para nosotros permanece sagrado y grande y no puede ser improvisamente totalmente prohibido o incluso perjudicial. Nos hace bien a todos conservar las riquezas que han crecido en la fe y en la oración de la Iglesia y darles el justo puesto”.


Si deseas adquirir el libro, puedes enviar un correo electrónico a:
santamariarenet@hotmail.com
O llamar al siguiente número de teléfono: 0034 619 011 226.
También puedes escribir a:
Fraternidad de Cristo Sacerdote y Santa María Reina.
Pasaje de las Hazas, 2 Bajo-N
45002 Toledo ESPAÑA 

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