martes, 25 de enero de 2011
Una Misa en Épila
Exraigo de la web hermana Una Voce Málaga este interesantísimo artículo escrito por un colaborador habitual, Rafael Ordóñez. Recomiendo vivamente su lectura.
Una Misa en Épila
El 15 de Enero de 2011 quedará grabado en los corazones de los numerosos católicos españoles que penamos por asistir en nuestras parroquias, algún día, a alguna hora de algún mes, de algún año, a la Santa Misa por la Forma Extraordinaria del Rito Romano. Aunque esto de “extraordinaria” habrá que ir matizándolo, porque a ver ¿qué es más extraordinario? ¿la forma litúrgica que lleva mil cuatrocientos años celebrándose o la que lleva cuarenta? Dicho lo cual, los fieles que suspiramos por la Santa Misa tradicional vamos a tener que ir cambiándole el nombre a nuestros grupos de oración y reflexión sobre la liturgia y colocándole el de don Manuel Ureña, excelentísimo y reverendísimo señor Arzobispo de Zaragoza por la Gracia de Dios y de la Santa Sede. Y es que, ya lo saben hasta en Kuala Lumpur, el día arriba señalado S.E.R fue el primer obispo español en celebrar la Santa Misa con el Misal del Beato Juan XXIII, en Épila (Zaragoza), después de decenios sin ser celebrada en esa forma por ningún sucesor de los apóstoles en tierras de Hispania; no obstante no haber sido derogada jamás. Todas las páginas webs católicas están repiqueteando aleluyas por tamaño acontecimiento. En esta casa ya se han recibido ecos desde todo el orbe católico. Y no es para menos. La muy católica, muy fiel y muy petrina España no podía seguir un día más lejos de los deseos del Vicario de Cristo manifestados en el histórico Motu Proprio “Summorum Pontificum”. La comunión se demuestra andando y esto es lo que ha hecho don Manuel Ureña.
De nada valen las palabras, incluso de casi nada valen los hechos de que en algunas diócesis se hayan “permitido” estas celebraciones, si la realidad es que muchos sacerdotes tienen miedo, literalmente miedo, de señalarse y de ser señalados si dan el paso adelante de oficiar Santos Sacrificios en la forma en la que lo han hecho, a lo largo de la historia de la Iglesia, centenares de miles de sacerdotes, cientos de santos incluidos. A estas alturas del guión es impresentable cualquier tipo de resistencia activa o pasiva a la Suprema Autoridad Apostólica. Cuanto antes rectifiquen, mejor para todos. Nosotros no estamos en ningún frente, nosotros aceptamos de corazón el Novus Ordo, siempre que se celebre impecablemente. No siendo esa la realidad en demasiadas ocasiones. Muchos volvimos nuestra mirada a la Forma Tradicional porque en esta no hay lugar a la mixtificación, a la interpretación personal, a la exhibición, a la egolatría de cualquier celebrante. Hechos estos incesantemente reiterados en muchas iglesias y de los que estamos sencillamente cansados. Nosotros admiramos a los muchos sacerdotes que ofician el Novus Ordo con integridad, unción y sacralidad y admiramos no menos a los pocos sacerdotes que durante estos años han mantenido la llama de la Sagrada Tradición y por eso fueron tratados de apestados, de excluidos. También su Señor, su Maestro, fue un excluido, tanto que lo mandaron a morir fuera de las murallas de la Ciudad Santa de Jerusalén; allí donde sólo morían eso: los excluidos. Alabado sea Jesucristo.
Rafael Ordóñez
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