martes, 25 de enero de 2011

Algo negro acaece en Roma...


 Misa Católica, con el altar Católico celebrada por el Padre Michel
 
Misa celebrada por el Obispo Christian Nourrichard, ¿algún símbolo religioso? NO

 Misa de Campaña del Padre Michel, con el altar católico.

 El Obispo Christian Nourrichard concelebrando en la ordenación protestante de mujeres...

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Algo turbio sucede en la Sede Pietrina, algo sucio y, cuanto menos, agraviante a la sana Fe y Tradición de la Iglesia. No hace mucho, nos sorprendieron los nombramientos de varias personas como miembros de sendas Academias Pontificias, defensores del Aborto y del matrimonio homosexual, inadmisible. Ahora nos llegan las funestas noticias del escandaloso Caso Thiberville. Habrá que dar ponderancia a las palabras del Papa Pablo VI cuando afirmó que el humo negro de Satanás había entrado en la Iglesia.

Referente al Caso Thiberville, me he quedado perplejo, con ejemplos así, ¿quién necesita un antitestimonio? Es clara la mala fe de algunos, y ante todo, el fallo del sistema jurídico eclesiástico, aquí cada uno hace lo que quiere, puesto que sale indemne el que más poder tiene... Sólo nos queda apelar a la Justicia Divina, la única fiable, ante tanto fiasco bochornoso. 

Hasta ahora he mantenido las formas, y he evitado hacer críticas en este blog a las conductas más que reprobables de muchos sacerdotes y de no pocos Obispos, llamados a dar el ejemplo supremo de la presencia de Cristo. Habrá que recordales aquellas palabras de Cristo en el Evangelio de Mateo: "Pero al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos, y le hundan en lo profundo del mar".

Quiero traer aquí los párrafos de un libro que habrían de meditar todos los sacerdotes, "Kempis del Sacerdote", traducción al español de "Memoriale vitae sacerdotalis", escrito por el sacerdote francés Claudio Arvisenet:  

"Verdaderamente, hijo mío, mayor es la iniquidad del sacerdote escandaloso, que el pecado de la ciudad de Sodoma, la cual fue aniquilada en un instante. Escucha cómo pone acechanzas contra Mí el mal sacerdote; cómo lucha contra Mí ese malvado. Yo le he colocado a la cabeza de mi pueblo, diciéndole: procura que me adoren a Mí y solo a Mí me sirvan. Él sin embargo, con sus ejemplos, hace que mis siervos no me presten el debido homenaje; los aparta de las filas de la milicia, y hace que se alisten en el ejército de mi enemigo el demonio. De aquí que Satanás aumenta su milicia, y auxiliado por la multitud de mis seguidores, se levanta audaz contra mí. De un modo semejante, el pérfido sacerdote, se pone a luchar contra mi Hijo Jesucristo; arrebata sus trofeos, y hace nula su Victoria. Jesús ha hecho a su Iglesia inmaculada, lavándola con su sangre: el sacerdote inicuo corrompe con su escándalo y arrastra al vicio a los miembros de la Iglesia. El Paráclito se derrama sobre los hijos de adopción para permanecer con ellos; pero éstos imitando los crímenes del sacerdote, abrazando la iniquidad, le repelen y expulsan. Mira como aquel, que debía alimentar en los corazones el fuego de mi Espíritu lo extingue por medio de sus escándalos. ¡Desventurado sacerdote! ¡Ay de ti, porque con tus escándalos das origen a tantos males! Ay de ti porque asistiendo a mi altar sin reverencia y piedad induces a mis ovejas a la irreverencia, a la incredulidad y a la impiedad".





No puedo entender cómo a un obispo que concelebra con anglicanos en “ordenaciones” de mujeres, que abre mezquitas y que en el ofertorio presenta al altar escritos alabando a Alá y a su “profeta”, que en su boletín diocesano publica artículos despreciando la idea “medieval” de la transubstanciación y enseñando que la Eucaristía es sólo un símbolo, se vaya de rositas mientras se castiga a un sacerdote querido por todo su pueblo y que ha llenado la Iglesia sólo por celebrar la Misa de Siempre. Que es capaz de celebrar la Santa Misa con total impiedad y a su gusto así. Y que… se viste así. Estamos hablando de Mons. Christian Nourrichard, el obispo de Évreux, Francia.

Un obispo que es digno de su predecesor, Mons. Jacques Gaillot, quien aún hoy afirma que:


“… la Iglesia debe cambiar, modernizarse, reconocer que las parejas tienen derecho a divorciarse y a usar el condón; que las mujeres puedan abortar; que hombres y mujeres puedan ser homosexuales y casarse; que las mujeres puedan llegar al sacerdocio y tener acceso a las esferas de decisión; se debe revisar la disciplina del celibato para que los sacerdotes puedan amar como cualquier otro ser humano, sin tener que vivir relaciones clandestinas, como delincuentes. La situación actual es malsana y destructora para los individuos y la Iglesia. El Vaticano es la última monarquía absoluta de Europa. La Iglesia debe aceptar la democracia a todos los niveles. Se debe cambiar de modelo porque el actual no es evangélico”.


Obispos así necesariamente han dejado a la diócesis de Évreux con sus parroquias desoladas y la Fe en plena extinción. 


El P. Michel apeló dos veces la medida del obispo en Roma: una vez ante la “Congregación para el Clero” y otra ante la “Signatura Apostólica”, con resultados negativos.

En la reciente tercera apelación, que parece ser la definitiva, el Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica ha decidido nuevamente confirmar las órdenes de Nourrichard.

El obispo -con aire victorioso- ya ha emitido un comunicado:


“Hermanos y hermanas:

Usted tiene el derecho a la verdad, es decir, a una información objetiva!

En cuanto a la situación de Thiberville, el Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica ha emitido su fallo.

Roma ha confirmado los decretos emitidos por el obispo de Évreux, relativos al estatuto del anterior grupo inter-parroquial de Thiberville, en el que el padre Francis Michel fue el sacerdote de la parroquia.

A raíz del rechazo de los tres recursos interpuestos en Roma por el Padre Francis Michel, he repetido a él mi invitación a salir de Thiberville para el ejercicio de su ministerio.

Oremos juntos por el Padre Francis Michel.

Évreux, 14 de enero de 2011.” 


Yo rectificaría la soberbia apelación a orar por el Padre Francis Michel, y pediría mas bien por la conversión de este obispo pseudo-luterano, para que vuelva a la doctrina sana de la Fe y de la Tradición inmemorial de la Santa Madre Iglesia, don que no es nuestro y hemos recibido como lo que es, un don de Dios. 

Destacamos la actitud del sacerdote –que llevó la cuestión hasta el final, al menos en esta etapa- y la de los fieles que se plantaron justa y valerosamente ante el obispo.

Pero en vistas de cómo terminaron las cosas, nos preguntamos sobre el publicitado “derecho de los fieles de recibir sacramentos dignamente celebrados”. O mejor, sobre la mentada facilitación de la celebración de la liturgia de siempre.

¿Qué estímulo tienen los sacerdotes que se quieren acercar a la tradición, cuando el obispo –casi todos- se oponen explícita o implícitamente –a veces de modo extorsivo-, poniendo un sinnúmero de pretextos para amedrentarlos?

Una suerte, en el mejor de los casos, de “sí decís la Misa Tridentina, todo bien; sólo que vas a ir de capellán a la Parroquia de La Mierla”…

Todo nuestro apoyo al Padre Michel, Dios premiará sus desvelos, y recuerde siempre que los fariseos y Sumos Sacerdotes también vejaron a Cristo, y que Él siempre fue perseguido, esté seguro de que eso muestra su unión verdadera al Sacerdocio Católico. A ese Satanás que citaba el Papa Pablo VI, se ve que no le gusta la Misa de Siempre, le gusta más el circo que algunos montan sacrílegamente...

1 comentario:

  1. Lo mismo pasa en muchas diócesis en Argentina con la Misa Tridentina, especialmente en Buenos Aires, Capital Federal, donde las prohiben o suprimen, dejando sólo 1 y en una sola Iglesia.

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