jueves, 6 de enero de 2011

Diez razones para celebrar "ad Orientem"

 Reproducimos el texto publicado por La Buhardilla de Jerónimo, que nos ofrece la traducción al castellano del testimonio del padre Mark Daniel Kirby que, cinco años después de haber celebrado por primera vez la Santa Misa ad orientem, comparte su experiencia y enumera diez ventajas de esta orientación. El Padre Kirby es el prior del Monasterio benedictino de Nuestra Señora del Cenáculo en Tulsa (Estados Unidos), establecido por el obispo local, Mons. Slattery, con la misión de la adoración eucarística por la santificación de los sacerdotes.

 “El día 17 de diciembre de 2010 señalará el quinto aniversario de mi posición ad orientemad orientem en el Monasterio de la Cruz Gloriosa, donde trabajé por varios años como capellán. Preparé el cambio en Adviento de 2005 con una catequesis pastoral y mistagógica apropiada. ante el altar para el Santo Sacrificio de la Misa. Comencé a ofrecer la Santa Misa exclusivamente
 Después del 14 de septiembre de 2007, Summorum Pontificum facilitó bastante la celebración del rito tradicional de la Santa Misa y, desde que asumí mi misión en Tulsa, he ofrecido la Forma Extraordinaria diariamente, no teniendo ningún deseo y no viendo ninguna necesidad, en el contexto de la vida monástica contemplativa, de celebrar en la Forma Ordinaria.
Dicho esto, después de cinco años ofreciendo la Santa Misa ad orientem, puedo decir que yo no quiero tener que volver a la posición versus populum. Cuando viajo, sin embargo, algunas veces estoy obligado a celebrar versus populum, especialmente en Irlanda, Francia e Italia; esto me deja con un sentimiento de inadecuación extrema. Sufro de lo que puedo describir como una falta de “pudeur” sagrado, o modestia frente a los Santos Misterios. Cuando me veo obligado a celebrar versus populum, siento visceralmente, por así decir, que hay algo muy errado – teológica, espiritual y antropológicamente – con el ofrecimiento del Santo Sacrificio en dirección a la asamblea.
 ¿Cuáles son las ventajas de la posición ad orientem en el altar, habiéndolo experimentado a lo largo de los dos últimos años? Puedo pensar de inmediato en diez:
  1.  El Santo Sacrificio de la Misa se vive como teniendo una dirección y enfoque teocéntrico.
  2. Los fieles son salvados del tedioso clerocentrismo que ha alcanzado a la celebración de la Santa Misa en los últimos cuarenta años.
  3. Volvió a ser evidente que el Canon de la Misa (Prex Eucharistica) está dirigido al Padre, por el sacerdote, en el nombre de todos.
  4. El carácter sacrificial de la Misa es expresado y afirmado maravillosamente.
  5. Casi imperceptiblemente se descubre el acierto de rezar silenciosamente en determinados momentos, de recitar determinadas partes de la Misa suavemente y de cantar otras.
  6. Permite al sacerdote celebrante tener el beneficio de una santa modestia.
  7. Me encuentro cada vez más identificado con Cristo, el Sumo y Eterno Sacerdote y Hostia perpetua, en la liturgia del santuario celestial, más allá del velo, frente al rostro del Padre.
  8. Durante el Canon de la Misa, soy bendecido con un profundo recogimiento.
  9. Las personas se han vuelto más reverentes en su recogimiento.
  10. Toda la celebración de la Santa Misa ha ganado en reverencia, atención y recogimiento”.

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